Sin miedo a soñar, sin temor a hacer
Quiero compartirles una experiencia del año 2016 cuando gané un premio en un concurso a nivel mundial, fui la primera mujer de Latinoamérica en ganar este premio de emprendedores. No lo cuento por el reconocimiento en sí, más bien quiero hablarles sobre algo que descubrí y que se relaciona con nuestra actitud.
En ese concurso fui la primera centroamericana en estar entre los cinco finalistas. Pienso que ese no ha sido solo un logro para mí, sino también para mi país, para las mujeres y los jóvenes que se encuentran en la universidad, ansiosos por convertir sus ideas en realidad.
Obtuve el primer lugar. Me presenté en un idioma que no era el mío, y a pesar de esa barrera, pude demostrar con propiedad la esencia de mi negocio y hacer ver a los jueces, en un par de minutos, que mi idea era lo máximo: crear una marca de moda y diseño reconocida a nivel mundial, originaria de El Salvador. Con una historia diferente a lo que siempre hemos visto, porque es una marca que enaltece las raíces latinas con sus colores, arte y estampados que son su sello diferenciador en el mercado.
Mi empresa está relacionada con la industria de la moda y tiene la visión de exportar a diferentes partes del mundo. Mi marca se llama VAIZA. Desde que estaba pequeña siempre dije “yo voy a ser millonaria”, y lo digo sin pena, porque aspirar o soñar en grande no debe dar vergüenza, pero en nuestra cultura esas palabras son interpretadas de otra manera. Una mujer que dice eso puede ser tachada como frívola o superficial porque, supuestamente, tenemos que actuar con modestia y delicadeza.
Por supuesto que tuve inconvenientes en el camino y los sigo teniendo. Considero que existe una lejanía entre el emprendedor y el gobierno en nuestro país, porque no se apuesta realmente por el emprendimiento, sino que existen trabas y procesos burocráticos, que van desde formar una empresa y acceder a financiamiento, hasta los impuestos elevados que nos hacen menos competitivos y que no vemos reflejados en la construcción de una mejor sociedad, que lo único que hacen es desanimar a cualquier persona que desee construir formalmente su empresa, es más, según datos de la Red de Emprendedores, en El Salvador solo el 38 % de la población siente que puede hacer algún tipo de emprendimiento. Es una cifra baja comparada con las de Nicaragua (88 %), Costa Rica (73 %) y Guatemala (85 %). El Salvador es el país de Centroamérica que menos sentido emprendedor tiene. Es grave.
El emprendimiento es una importante herramienta de empoderamiento femenino, porque necesitamos mujeres empoderadas y llenas de valor y esperanza en sus sueños. Es necesario que existan más mujeres referentes de éxito y superación, porque ese es un indicador de desarrollo en toda sociedad.
Yo trato de hacerlo y quiero más aliadas, más protagonismo femenino, porque las mujeres empoderadas somos líderes que transformamos al mundo, pero que, primero, transformamos nuestro entorno y el de los que nos rodean. Si trabajamos por lo que queremos, en 20 años habrá más emprendedores y líderes. Habrá más oportunidades y podremos ser una sociedad desarrollada. Aspirar a ser grandes no debe ser motivo de vergüenza.