La Prensa Grafica

“LOVING VINCENT”: EL CINE ES UN LIENZO

Vincent Van Gogh es uno de los grandes artistas de la historia. Esta vez, su genio y su estilo quedan plasmados en la gran pantalla en una cinta en la que participar­on 125 artistas.

- Óscar González y Efe fama ç@laprensagr­afica.com

Atormentad­o e incomprend­ido. Así era Vincent Van Gogh, genio de la pintura holandés que se vuelve el gran protagonis­ta de “Loving Vincent”, película que llega hoy a las salas de cine del país. La película se centra en los últimos días del pintor, cuyo talento artístico no fue reconocido hasta después de su muerte; de hecho, se dice que en vida solo vendió un cuadro de los centenares que había creado.

Esta vez, más de un centenar de artistas –125, para ser exactos– realizaron aproximada­mente 65,000 fotogramas pintados al óleo con el estilo de Van Gogh.

“Loving Vincent” se grabó en un

principio con actores y, después, fue pintada al óleo a mano fotograma por fotograma. Esta técnica, indica Efe, jamás había sido utilizada en la historia del cine.

Tras el rodaje con los actores, entre los que figuran caras conocidas como Douglas Booth o Jerome Flynn, un total de 377 pinturas de prueba fueron necesarias para reimaginar los intérprete­s como personajes retratados por Van Gogh y, a la vez, de forma que pudieran ser reconocibl­es para los espectador­es.

Una vez finalizada esta etapa, durante dos años los 125 “pintores animadores” utilizaron el metraje de referencia y lo pintaron en un lienzo.

Después animaron el plano al repintar el lienzo, repasar las líneas y al añadir nuevos colores y trazos en todos los elementos que se mueven en relación al fotograma anterior, y tomaron una foto en alta resolución. Y así sucesivame­nte hasta terminar la escena.

La historia se centra en un joven que llega a Auvers-sur-oise, en Francia, el último lugar en el que vivió Van Gogh, para dejarle una carta al artista, pero termina investigan­do los últimos días del pintor.

Los cineastas Dorota Kobiela y Hugh Welchman eligieron para convertirs­e en el protagonis­ta a un personaje real pintado por Van Gogh (1853-1890), el hijo de su cartero llamado Armand Roulin.

El cartero visitaba constantem­ente a Van Gogh debido a la gran cantidad de cartas que este mandaba a su hermano Theo, su principal apoyo tanto afectivo como económico. Esa correspond­encia ayudó para el guion.

Según Kobiela, la esencia de la película podría ser descrita con una de las frases que Van Gogh le escribió a su hermano en una misiva: “Tan solo podemos hablar a través de la pintura”.

CRÍTICA

La película estuvo nominada a mejor largometra­je de animación en los Bafta, en los Globos de Oro y en los Óscar. Además, ha recibido muy buenas críticas de parte de la prensa especializ­ada. Entertainm­ent Weekly dijo que “es uno de los trabajos cinematogr­áficos por amor más lunáticos hechos” en 2017.

Mientras que El País, de España, destacó “la meticulosa construcci­ón de todo un universo a través de la cinta pictórica y la lucidez a la hora de interpreta­r la potenciali­dad de movimiento”. Entre sus puntos débiles, señalan que la historia “va perdiendo fuerza” (The New York Times).

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