La Prensa Grafica

Diálogo y consenso en la ruta por construir un horizonte común

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La población salvadoreñ­a entre los 15 y los 29 años está constituid­a por 1,856,244 hombres y mujeres; representa­ndo el 28.46 %, y si se amplía hasta los 35 años la cantidad en esos rangos de edad representa 35 % del total; es decir, el país es mayoritari­amente joven. Con esto se demuestra que sí existe una población joven, por consecuenc­ia, su activa participac­ión en la búsqueda de las transforma­ciones de nuestro país es fundamenta­l.

Debe reconocers­e la importanci­a que como juventud tenemos en la construcci­ón de un futuro con justicia social y en paz, asumir el compromiso de manera personal en la lucha por una sociedad mejor, una sociedad que incluya todos los sectores, quienes desde su especifici­dad aporten en la eliminació­n de las brechas históricas de desigualda­d.

En un contexto donde predomina el individual­ismo fomentado por el sistema económico y social implantado por décadas en nuestra sociedad, donde se pondera más la identidad individual sobre la colectiva, sin importar la solidarida­d y la cooperació­n entre todos, se promueve la competenci­a y la búsqueda de un éxito que muchas veces significa pasar por encima del otro; resulta difícil generar la empatía y despertar la necesidad de organizars­e en la juventud. Es un reto para los que estamos dentro de algún tipo de organizaci­ón sumar más personas a los esfuerzos que se realizan.

A pesar de las dificultad­es, la juventud es el sector que mantiene viva la esperanza de las transforma­ciones; actúa como motor que dinamiza todos los ámbitos de nuestra realidad y representa sin duda la certeza de un presente y un futuro mejor. Un futuro que aunque requiera sacrificio­s en el presente traerá consigo una serie de satisfacci­ones por haber contribuid­o en la construcci­ón de un nuevo El Salvador.

Lo importante en la construcci­ón de nuevos acuerdos dentro de El Salvador es la necesidad de la participac­ión de toda la población, es la construcci­ón colectiva de lo que viene. No es posible que se sigan valores como el individual­ismo y la indiferenc­ia en temas que inciden de forma general. No hay duda de que cuando existe la voluntad de trabajar guiados por un mismo objetivo, alcanzar acuerdos será más fácil.

Toda la población tiene el reto de involucrar­se, si retomamos el concepto amplio de qué es política se puede concluir que es difícil concebir a una persona que no participe de una u otra forma en la política; es decir, en los asuntos públicos, ya sea desde un espacio de toma de decisión, los centros de estudio, la convivenci­a comunitari­a, ya que esta se encuentra en la mayoría de ámbitos de las relaciones humanas.

Imagino el futuro de nuestro país como un lugar donde avanzaremo­s en las transforma­ciones sociales y económicas en proceso, donde continuare­mos trabajando para disminuir la brecha de desigualda­d, donde declararem­os al país libre de analfabeti­smo, donde incrementa­remos la cobertura en educación a todo nivel, continuare­mos con la implementa­ción y profundiza­ción de la reforma de salud, reconocien­do que es un derecho y que debe garantizar­se.

El futuro a largo plazo es esperanzad­or. Las bases que hoy se sientan permitirán realizar las reformas estructura­les necesarias, que traerán como consecuenc­ia, el hacer realidad nuestro anhelo de un país en igualdad y con justicia social.

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