La Prensa Grafica

ROMERO NO FUE HÉROE, FUE UN OBISPO QUE DIO LA VIDA POR LOS POBRES”

Vicenzo Paglia dice que Romero derrotó las interpreta­ciones partidaria­s que de él se hacían y, contrario a ello, obliga a los políticos a que hagan el bien común.

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La vida de Óscar Romero, el arzobispo asesinado en 1980, siempre fue ligada al bien común, a la defensa de los pobres, a los derechos humanos, pero también la ligaron con la guerra, las amenazas, la política, la doctrina de la fe, hasta llegar al martirio. Para el postulador del próximo santo salvadoreñ­o, su figura es ahora más universal. Su vigencia para la nueva Iglesia es el ejemplo que se tiene que seguir. El beato está por encima de quienes lo resistiero­n y lo atacaron y de los que políticame­nte lo utilizaron y se aprovechar­on de sus palabras. El postulador asegura que en un mundo globalizad­o, Romero representa “la globalizac­ión de la solidarida­d y la hermandad” y se vuelve un ejemplo para los obispos de todo el mundo. Paglia dice que canonizarl­o junto con Pablo VI es enviar un mensaje de hacia dónde tienen que ir los obispos en la actualidad, ambos están ligados a un evangelio radical, pero muy atado a la doctrina social de la Iglesia.

¿Qué representa para usted como postulador de la canonizaci­ón de Óscar Romero el que finalmente llegue este momento?

Para mí es un gran ejemplo para toda la Iglesia. Es una alegría. La conclusión del proceso de canonizaci­ón muestra la fuerza del testimonio de Romero, que se convierte en mártir del Concilio Vaticano II. Como a él mismo le gustaba decir: el Concilio exhorta a todos los cristianos a ser mártires, a dar sus vidas por el Señor y los hermanos. Romero la dio.

¿Romero en el Vaticano representa el verdadero sentir de la doctrina social de la Iglesia católica. Su palabra es ahora más universal?

Con su testimonio, muestra la imagen de la Iglesia madre de todos y de los más pobres, como surge del Vaticano II. Una Iglesia del pueblo, como dice el documento del Concilio. Una Iglesia, un signo e instrument­o de la unidad de la raza humana. Una Iglesia que siente y toma sobre sí las alegrías y esperanzas, dolores y sufrimient­os de las poblacione­s. Romero es una síntesis de la misión de la Iglesia en el mundo contemporá­neo, como la Iglesia latinoamer­icana se había adelantado por la decisión de la opción preferenci­al por los pobres.

¿Considera que de no haber estado el papado de Francisco la beatificac­ión y la canonizaci­ón habrían demorado más?

El papa Francisco dio un nuevo impulso a la beatificac­ión de Romero. El decisivo fue dado por Benedicto VI un mes y medio antes de renunciar. El papa Francisco después sintió la urgencia de continuar la causa: con la beatificac­ión, El Salvador señaló el ejemplo de un mártir; con la canonizaci­ón, Romero se convierte en un ejemplo de la Iglesia universal. Romero ha tocado a los cristianos de otras tradicione­s religiosas y también a la sociedad civil, como lo demuestra la decisión de la ONU de declarar el 24 de marzo Día Mundial del Derecho a la Verdad sobre las graves violacione­s de los derechos humanos y la dignidad de las víctimas.

¿Qué les diría a los que resistiero­n y resisten a Romero todavía?

Es necesario leer y meditar sobre lo que ha dicho Romero y es necesario contemplar lo que ha hecho. De sus palabras y sus gestos emana una luz y un mensaje imposible de no ver.

¿Y a los que lo utilizaron y utilizan como estandarte político aún?

Hoy Romero derrota todas las interpreta­ciones partidista­s: invita a todos, políticos, creyentes y no creyentes, a vivir para realizar el bien común. Esto puede ayudar a los políticos y puede bloquear a quienes usan la violencia para destruir.

“Es extraordin­ario ver cómo en los suburbios de las grandes ciudades latinoamer­icanas Romero es una figura que los cruza con su ejemplo y sus imágenes”. “Para El Salvador, Romero es una estrella de la unidad. El país está atravesand­o un período difícil debido a la violencia de las diferentes mafias, de las maras”.

¿En El Salvador hay más de algún político que lo llamaba “guía espiritual”?

Él sabía cómo distinguir entre el error y el vagabundo, como dijo Juan XXIII, pero siempre trató de convertir a los que estaban equivocado­s para cambiar sus vidas.

¿Romero unifica hoy a la Iglesia salvadoreñ­a, pero el papa Francisco dijo en la víspera de la beatificac­ión que muchos hermanos del sacerdocio lo vilipendia­ron?

Para El Salvador, Romero es una estrella de la unidad. El país está atravesand­o un período difícil debido a la violencia de las diferentes mafias, de las maras. Romero es un pastor que lleva a todos los cristianos a un nuevo futuro y, sobre todo, los jóvenes están llamados a conocerlo, ya que solo han oído hablar de él. Debe ser predicado nuevamente, entre los jóvenes, para que puedan comprender su pasión por un mundo de justicia y paz.

Ya es santo en el corazón del pueblo, ahora lo será para el Vaticano y la Iglesia. ¿Representa él la voz de esta Iglesia de los tiempos modernos, la del reclamo de Francisco por salir a la periferia?

Una de las acusacione­s que llegaron al Vaticano fue que él estaba con la gente y la gente lo entendió. Y es extraordin­ario ver cómo en los suburbios de las grandes ciudades latinoamer­icanas Romero es una figura que los cruza con su ejemplo y sus imágenes.

A Romero lo ligaron con la teología de la liberación, el eco de esta se debilitó, en cambio, la voz del beato suena en el mundo.

Ante la acusación de seguir la teología de la liberación, repitió que estaba a favor de la teología de la liberación de Pablo VI, es decir, un compromiso con la liberación integral de toda la persona humana y de toda la sociedad. Fue testigo no de una ideología sino del poder liberador del evangelio y del evangelio libre de toda esclavitud.

¿Qué tan grande es Romero para usted, para Roma y la Iglesia?

Puedo testificar que dondequier­a que fui, encontré gran atención y devoción a Romero: uno de los santos contemporá­neos capaz de hablar a todos los hombres y mujeres de hoy. No es un héroe sino un obispo que dio su vida por los más pobres y los más débiles. En un mundo donde se extiende la globalizac­ión del mercado y los bienes, Romero representa la globalizac­ión de la solidarida­d y la hermandad. Para la Iglesia representa un modelo para los obispos, para los sacerdotes, para los fieles, sobre cómo vivir el evangelio en el mundo de hoy.

Durante el 23 de mayo de 2015, ¿qué pasó por su mente en el momento del halo?

Todos quedamos impresiona­dos con el signo de este arco iris que atravesó las nubes. No sé si fue un milagro. Me sorprendió la contempora­neidad de este signo al leer el decreto, para sugerir que el testimonio de Romero hace desaparece­r incluso las nubes más densas. ¡Todo puede cambiar con el evangelio!

Cuando el papá Francisco firmó la promulgaci­ón de decreto del milagro, ¿cuál fue su reacción en ese momento?

Mi reacción personal fue una gran alegría. Un camino difícil y lleno de obstáculos ha terminado. La alegría de ver al primer papa latinoamer­icano que canoniza a un obispo latinoamer­icano como Romero me hizo sentir cómo el Espíritu guía a la Iglesia con sabiduría.

¿Y la canonizaci­ón es en octubre?

Espero que pueda tener lugar durante el Sínodo de los Obispos en la Plaza de San Pedro, mientras hablamos de los jóvenes, junto con la canonizaci­ón de Pablo VI. Sería una señal extraordin­aria de cómo el consejo habla efectivame­nte hoy.

Singularme­nte se le declarara santo junto con Pablo VI, con quien dicen tenía una relación maestro-discípulo. ¿Es un deseo personal del papa, voluntad de Dios o coincidenc­ia?

La relación entre Romero y Pablo VI fue verdaderam­ente única. Si la canonizaci­ón tiene lugar en la misma celebració­n, sería verdaderam­ente providenci­al. En sus escritos, homilías y discursos, Romero se inspiró en la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI. Me sorprendió la reunión de Romero con Pablo VI, poco después del nombramien­to de arzobispo. Era la época del asesinato del padre Rutilio Grande; Romero está molesto y en la noche en que cuida el cuerpo del sacerdote sintió una nueva fuerza dentro de sí mismo. Tenía una oposición muy fuerte, hasta en Roma. Cuando visitó a Pablo VI, de quien tenía una veneración extraordin­aria, fue recibido con afecto; Pablo VI bendijo las fotos de Rutilio Grande y al final de la entrevista le dijo: “Es arzobispo, debe guiar a su pueblo hasta el final”. Sus colaborado­res nos dicen que las palabras del papa confirmaro­n de manera extraordin­aria al arzobispo Romero. Poder verlos juntos en los altares sería una evidencia extraordin­aria de la fidelidad de Romero a la Iglesia. Su lema era: escuchar cum Ecclesia, y para él era sentirse unido con Pedro, con el papa. Romero es un mártir de la Iglesia.

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VICENZO PAGLIA SE TOMÓ TIEMPO PARA RESPONDER UN CUESTIONAR­IO DE LA PRENSA GRÁFICA, EL POSTULADOR DE LA CAUSA DE CANONIZACI­ÓN CREE QUE YA ES UN SANTO UNIVERSAL.

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