MS-13 EXPANDE SU MERCADO DE COCAÍNA
Pandillero, convertido en testigo criteriado, le contó a la Fiscalía detalles de 11 transacciones que la Mara Salvatrucha hizo para comprar cocaína valorada en unos $290,000.
El 13 de octubre del año pasado, José Élmer Fuentes, alias “Hueso”, preparaba polvo de cocaína para mezclarlo y cocinarlo con bicarbonato y convertirlo en crack, esas piedras del tamaño de un centavo de dólar que fácilmente se confunden con terrones de azúcar, cuando la policía tumbó la puerta de la casa en la colonia 7 de Marzo de Nuevo Cuscatlán (La Libertad). “Hueso” escuchó el golpe seco de la almádana contra la puerta y corrió para refugiarse en un cuarto. Solo logró llevarse consigo la cocaína. Lo primero que los policías encontraron fueron dos fusiles M-16, cada uno con dos cargadores y abundante munición. Además, hallaron 10 cartuchos para fusil AK-47.
“Hueso” fue capturado cuando escondía un paquete de un kilo de coca y otras 30 onzas repartidas en bolsas. Las autoridades valoraron todo lo incautado en $37,000.
“Hueso” es integrante de la Mara Salvatrucha (MS-13) y, de acuerdo con investigadores de la Policía Nacional Civil (PNC), era uno de los encargados del narcomenudeo en La Libertad.
El hallazgo de esa cocaína en una de las casas de la MS-13 es, para los investigadores, la muestra de que la pandilla intenta dar un paso más largo para buscar una fuente de ingresos en el narcotráfico. Una hipótesis que encaja con la investigación de Insight Crime, una organización dedicada al estudio del crimen en Latinoamérica y el Caribe, que revela cómo la MS-13 hace esfuerzos para introducirse al mercado internacional del narcotráfico, aunque por ahora solo se trate de acciones individuales de algunas estructuras locales o cabecillas.
En el informe del año pasado, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, en inglés) también alertó sobre la posibilidad de un mayor involucramiento de las pandillas en el narcotráfico.
Un estrategia de la Mara Salvatrucha que el FBI advirtió desde 2007, pero que aún no se ha consolidado. Sin embargo, esa mutación sí ha logrado expandirse hacia el narcomenudeo local.
Una prueba de ello es la declaración que un cabecilla de la Mara Salvatrucha, identificado solo como “Noé”, le dio a los fiscales como principal testigo para realizar la Operación Cuscatlán, con la que las autoridades aseguran haber golpeado las finanzas de la MS-13. Ese testimonio es una de las pruebas más fuertes que la Fiscalía presentó en el Juzgado Especializado de Instrucción A de San Salvador para acusar a 453 pandilleros, entre ellos 89 ausentes.
“Noé” reveló que desde inicios de 2014 fue designado por los principales cabecillas de la MS-13 (ranfla de penales) recluidos en las cárceles para que se encargara de “la responsabilidad de administrar el dinero proveniente de la venta de droga”.
Esa tarea, de acuerdo con “Noé”, implicaba “llevar la contabilidad de lo que ingresaba por la venta de droga, realizar compras y asegurarse de la distribución de la droga que pertenecía a la MS-13”.
“Noé”, además, le confesó a la Fiscalía los nombres de los pandilleros encargados de mover la droga en distintos puntos del país: Leonel Alexánder Leonardo, alias “Necio”, se encargó del comercio de cocaína en Santa Ana; “el Span de Novena” estaba encargado en Ahuachapán; Dany Fredy Ramos, alias “el Cisco de Tecla”, fue delegado para el programa de La Libertad.
Además, “el Mongo” o “Rifi de Villa Mariona” se encargó de la venta de cocaína en el centro de San Sal-
“El comercio de seis kilos de cocaína dejó una ganancia de $21,000 a la MS-13 y se ocupó para pagar abogados y comprar vehículos”.
“NOÉ”,
TESTIGO PROTEGIDO DE LA FISCALÍA
vador; “el Snyper” comerciaba la droga en Soyapango y San Martín; en la zona paracentral fue delegado “el Litte Triste de Park View”; y para Usulután, San Miguel, La Unión y Morazán fue “el Chacal de Saylor”.
El testigo confesó que participó, junto con “el Necio”, en al menos 11 compras de cocaína: siete en el municipio de Sonsonate y cuatro en un rancho de playa del cantón El Jaguey, de La Unión, por las que la pandilla pagó unos $290,000.
El testigo no dio detalles a los fiscales sobre la procedencia de la cocaína, solo les dijo que la droga que compraron en Sonsonate provenía de un “contacto que tenían en Guatemala”.
Las transacciones de cocaína, según “Noé”, oscilaron entre uno y tres kilos de cocaína; sin embargo, en una ocasión dijo que participó en una compra de seis kilos de coca en una vivienda de la colonia Sensunapán de Sonsonate, donde entregaron $69,000 que tenían “producto de los acuerdos tomados en el proceso de tregua entre pandillas” de 2012.
El testigo criteriado “Noé” le contó a los fiscales que la venta de esa droga le dejó a la MS-13 ganancias por $21,000 que sirvieron para “pago de abogados y compra de vehículos”.
UN NEGOCIO EN EXPANSIÓN
Francisco Gómez, jefe de la División Antinarcóticos de la PNC, le dijo a LA PRENSA GRÁFICA que la Mara Salvatrucha está expandiendo en el país su mercado de drogas, específicamente cocaína.
El jefe policial aseguró que la unidad que dirige tiene abiertas varias investigaciones que apuntan al comercio de cocaína de algunas células de la MS-13 en varios puntos de El Salvador, sobre todo en el oriente del país.
Un testigo con régimen de protección, identificado por la Fiscalía solo con la clave Marte, le contó a los investigadores que Héctor Alfredo Melgar Herrera y su compañera de vida, Dalila Andsol Aguilar, triangularon cocaína con Los Perrones a nombre de la MS-13.
De acuerdo con Marte, la pareja trabajó como prestanombre de algunos negocios de los cabecillas de la pandilla ubicados en el oriente del país, principalmente en ranchos de playa ubicados en Las Tunas y El Jaguey, ambos del municipio de Conchagua, en el departamento de La Unión.
Marte contó que a esos establecimientos llegaron varios pandilleros a comprar la cocaína que era surtida por integrantes de Los Perrones, un grupo de narcotraficantes que fue encabezado por Reynerio de Jesús Flores Lazo, quien se fue condenado en 2012 a 80 años de prisión por comprobar que participó en cuatro entregas de cocaína hacia Estados Unidos.