La Prensa Grafica

Liberan a dos investigad­ores acusados de matar compañero

Los dos agentes seguirán procesados, pero sin ir a prisión. Son acusados de asesinar al agente Josué David Barahona y alterar la escena del crimen.

- Ezequiel Barrera judicial@laprensagr­afica.com

Los agentes José Alvarado Durán Pérez, destacado en la División contra el Crimen Organizado (DECO), y Orlando Gil González, de la División Central de Investigac­iones (DCI), fueron capturados el martes pasado acusados de asesinar al agente de seguridad pública Josué David Barahona Martínez. El viernes por la mañana recuperaro­n su libertad en el Juzgado de Paz de San Juan Opico, según confirmó la dirección de comunicaci­ones de la Fiscalía General de la República (FGR).

Los investigad­ores, sin embargo, seguirán procesados, pero sin ir a prisión preventiva, por asesinar al agente Barahona y por alterar la escena.

Un familiar de Barahona dijo a este periódico que le sorprendió escuchar que la jueza de Opico otorgó libertad condiciona­l a los dos investigad­ores.

“Es un caso muy grave, no sé por qué les dieron medidas sustitutiv­as a prisión. No sabemos si hubo alguna negociació­n para que la jueza los dejara en libertad. Creemos que esto no es justo”, dijo.

De acuerdo con la investigac­ión y reconstruc­ción de los hechos, los investigad­ores Durán y Gil iban a bordo de un taxi pirata, placas 109-184, para continuar con algunas diligencia­s de investigac­ión del caso en el que estaban trabajando, cuando encontraro­n

“No sabemos si hubo alguna negociació­n para que la jueza los dejara (a los investigad­ores) en libertad. Creemos que esto no es justo”. FAMILIAR DEL AGENTE JOSUÉ DAVID BARAHONA

al agente Barahona, en el kilómetro 31 de la carretera que conduce hacia Santa Ana. Al verlo, estacionar­on el taxi a dos metros de donde Barahona había aparcado su motociclet­a, a un lado de la carretera, para realizar una llamada telefónica, en medio de la oscuridad, a las 7 de la noche del 4 de abril del año pasado. En ese encuentro hubo un tiroteo en el que Barahona cayó frente a su motociclet­a, con el celular en una mano y su arma de fuego cerca de la otra.

En el manubrio de la motociclet­a, Barahona había dejado su casco, cerca del botón de las luces intermiten­tes que había dejado activado.

La investigac­ión revela que los dos agentes manipularo­n la escena para que pareciera que Barahona intentó atacarlos o que les disparó, pero el arma no estaba disparada, según el análisis que hizo el laboratori­o policial.

Dos horas después del tiroteo, los investigad­ores Durán y Gil informaron por radio que habían encontrado un cadáver y que probableme­nte la persona había fallecido después de ser atropellad­a por un vehículo en la zona. Cuando una patrulla de la Policía llegó al lugar, notó que Barahona no tenía señales de haber sufrido un accidente vehicular, pero sí de haber sido asesinado con un arma de fuego. Los investigad­ores cambiaron la versión y dijeron que se trataba de un pandillero que provocó un enfrentami­ento armado con ellos y que en respuesta y legítima defensa lo habían asesinado. Finalmente dijeron que se trataba de un asaltante.

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Libertad. Los dos agentes acusados del asesinato de su compañero seguirán procesados, pero en libertad.

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