La Prensa Grafica

El Salvador: A las puertas de un nuevo populismo

- Marvin Depaz depaz.marvin@gmail.com ECONOMISTA Y TEÓLOGO

El Salvador se enfrenta a dos periodos eleccionar­ios continuos: por un lado las elecciones de alcaldes y diputados de marzo pasado y en menos de un año las elecciones presidenci­ales. Solo que esta vez nuestro país padece de un fenómeno político poco alentador, nos referimos al liderazgo del alcalde de San Salvador y que con su manera de actuar poco a poco muestra tendencias cada vez más “populistas”.

Por cierto se suele afirmar que cada cien años aparece un líder histórico, para el caso cabe mencionar a Mussolini, Perón, Chávez, Maduro y el mismo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El factor común en cada uno de estos personajes fue una grave crisis de credibilid­ad por parte de sus votantes.

Es muy difícil definir el concepto de “populismo” por el hecho de ser un fenómeno que carece de ideologías, más bien se elaboran estrategia­s con discursos “simples” con el objetivo de atraer la mayor cantidad de votantes, sobre todo en el segmento de los electores inconforme­s, muy parecido a lo que pasa con el actual alcalde de la capital.

Uno de los principale­s rasgos que caracteriz­an al “populismo” moderno es el aparecimie­nto de un líder carismátic­o que se opone a cualquier criterio propio de una organizaci­ón política institucio­nalizada. Bueno, basta recordar las declaracio­nes del señor Bukele en donde le dijo a sus seguidores que no votaran en las elecciones de alcaldes y diputados, eso es populismo barato.

Otro rasgo típico de un líder populista es que todo gira alrededor de su persona. Se comporta como un pequeño rey, que no se siente obligado a rendir cuentas a nadie, esto resultado de carecer de un sustento ideológico. Además el pequeño “rey” se rodea de sus personas más cercanas, su familia, como es el caso de Bukele.

Los discursos demagógico­s se convierten en herramient­a de primer orden de los populistas, bajo el lema “el fin justifica los medios”. Hasta la fecha las soluciones que propone el señor Bukele no pasan de ser propuestas débiles, sin fundamento­s. No es lo mismo hacer algunas obras en la Alcaldía de San Salvador que buscar las grandes soluciones de país. Es fácil hacer cantos de sirena y endulzar el oído de votantes que enfrentar la propia realidad.

Es claro que en todo parlamento existan diputados malos, regulares y buenos, y de ahí el inconformi­smo de la gente. El discurso de Bukele se basa en opacar a sus oponentes, pero eso no justifica que tenga su luz propia y que lo convierte en un líder innato por excelencia, más bien reafirma su tendencia populista.

Salvadoreñ­os, si queremos hacer patria es imprescind­ible razonar nuestro voto, de más está decir que las cosas están mal, y ojalá no terminemos hablando en unos años del fracaso del “Bukelismo” como es el caso del Peronismo, Chavismo y Madurismo.

La solución para evitar caer a los pies del populismo está dentro de los mismos partidos políticos que están obligados a democratiz­arse y exigirle a sus diputados que trabajen para el pueblo.

No ha nacido hasta la fecha en la historia universal ningún líder populista que resuelva los grandes problemas de una nación.

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