“EL CAPI”, EL GUATEMALTECO QUE LIDERA EL PASO DE COCA EN EL SALVADOR
Darwin Roderico González Delgado, alias “el Capi”, un militar guatemalteco en condición de retiro y prófugo de la justicia, es señalado por las autoridades como el responsable de coordinar las rutas de droga en El Salvador.
Las autoridades salvadoreñas están convencidas de que las tres redes de narcotransportistas desarticuladas en el último año, entre ellas el caso más reciente que salpica a más de una familia en Metapán, trabajaban para un mismo contacto afincado en Guatemala: Darwin Roderico González Delgado, alias “el Capi”, un militar en condición de retiro que aprendió el negocio cuando fue seguridad de la familia Los Lorenzana, una poderosa estructura guatemalteca de narcos ligada al cartel de Sinaloa.
El informe preliminar de las operaciones del “Capi” en El Salvador, al que LA PRENSA GRÁFICA ha tenido acceso, comprende escuchas telefónicas, agentes encubiertos y declaraciones de testigos con beneficios judiciales que dan cuenta cómo el capo guatemalteco ha coordinado trasiegos de droga por territorio salvadoreño por medio de operadores que incluso ni se conocen entre sí.
Un grupo que estuvo coordinado por “el Capi” y que fue desbaratado recientemente es la red de contrabandistas y narcotraficantes que operaba en Metapán conocida como Los Quijada. La División Antinarcóticos (DAN) de la Policía Nacional Civil (PNC) tiene reportes de escuchas telefónicas entre ellos que los perfila como un clan familiar que colaboró con “el Capi” en el trasiego de droga por medio del uso de vehículos que introducían a Guatemala por puntos ciegos de la zona rural de ese municipio.
Las autoridades han logrado comprobar que “el Capi” ha estado en El Salvador en varias oportunidades desde 2012, año en que suponen empezó a trabajar de forma independiente con el apoyo de una red de lancheros salvadoreños que trasladaba la droga procedente de Ecuador y Colombia por las costas de San Diego, La Pirraya y Garita Palmera para después transportarla a Guatemala.
Los alijos, según las indagaciones, terminaban desembarcados en las playas guatemaltecas de Monterrico y Taxisco, en el departamento de Santa Rosa, y en Iztapa, Escuintla, para después enviarla hacia México.
Un lanchero salvadoreño que se involucró en esas operaciones le contó a las autoridades que el grupo empezó a trabajar con “el Capi” en 2012. Aunque las primeras tareas que describe están relacionadas solo con dar apoyo logístico a pescadores sudamericanos, más tarde el grupo se involucró directamente en el trasiego de droga desde el Cono Sur.
Según el testigo, los lancheros salvadoreños transportaron “entre 10 y 12 sacos de cocaína” en cada uno de los 10 viajes anuales que hicieron para “el Capi” entre 2012 y 2014. “El Capi” dejó de comunicarse con sus contactos salvadoreños, un grupo de lancheros y algunas mujeres, entre ellas la expresentadora de televisión y locutora Claudia Pamela Martínez Posada (conocida como Pamela Posada), a finales de 2014. Sin embargo, registros en El Salvador dan cuenta de que una de las mujeres guatemaltecas que colaboraba con “el Capi” coordinó una reunión en el hotel Capital con los salvadoreños para reactivar el trasiego de cocaína, pero con un operario diferente: Marlon Francesco Monroy Meoño, alias “el Fantasma”.
Los lancheros realizaron 20 viajes de cocaína para “el Fantasma” en 2015, pero su relación terminó cuando el capo guatemalteco fue capturado en abril de 2016 en Antigua Guatemala acusado de narcotraficante. Fue extraditado a Estados Unidos en noviembre de ese año y finalmente condenado en 2017 a 21 años y nueve meses de prisión.
Con “el Fantasma” encerrado, el testigo contó que “el Capi” volvió a contactar a los lancheros salvadoreños para reactivar el paso de droga por el país y mantener el suministro para el cartel de Sinaloa. Sin embargo, el nuevo trato no duró mucho tiempo: Ana Lucrecia Muñoz Ramírez, una de las colaboradoras del “Capi”, fue arrestada en diciembre de 2015 en Guatemala mientras conducía una camioneta con placas salvadoreñas cargada con $997,020. Esa detención provocó que las autoridades salvadoreñas empezaran a indagar las operaciones del “Capi”.
El 8 de junio de 2016, la Fuerza Naval descubrió a tres pescadores salvadoreños con 351 kilos de cocaína frente a las costas de Usulután tratando de pasar la lancha con el alijo hacia el río Lempa. Las autoridades confirmaron que esa droga pertenecía al “Capi”.
Solo tres días después, agentes antinarcóticos descubrieron 122 kilos de cocaína escondidos en un vehículo que conducía José Samuel Menjívar Barahona por el cantón La Lucha, en Zacatecoluca. Tras la inspección, determinaron que esa otra droga pertenecía a José de la Cruz Claros Amaya, alias “Sony”, un expolicía con relaciones en toda Centroamérica que traficaba cocaína en compartimentos secretos en vehículos. La sorpresa de las autoridades fue que Claros Amaya también trabajaba para el mismo operario que los lancheros: Darwin Roderico González Delgado, “el Capi”.
Cuando “el Capi” se enteró de esos dos decomisos millonarios de cocaína casi al mismo tiempo en El Salvador, organizó viajes al país para intentar recuperar la droga. La primera vez ingresó al país el 16 de junio de 2016 por la frontera San Cristóbal a bordo de un vehículo P-929FJT. La segunda la hizo el 8 de agosto de ese mismo año por la frontera Las Chinamas.
Un día después de ese segundo viaje, de acuerdo con lo declarado por un agente encubierto y confirmado por un testigo, “el Capi” se reunió con Claros Amaya en una pupusería de Olocuilta. Escuchas telefónicas establecen que la razón principal del viaje del “Capi” era reunirse con los lancheros, aprovechó la estancia de Claros Amaya en el país para el encuentro.
Las tres estructuras de narcotransportistas salvadoreños están capturadas y a la espera de enfrentar procesos judiciales en distintos tribunales.
Francisco Gómez, jefe de la DAN, le confirmó a LA PRENSA GRÁFICA que todas las estructuras de narcotráfico que han sido impactadas en el país han mantenido comunicación con “el Capi” de forma separada. Aunque se cuidó de no dar detalles de las investigaciones, el jefe policial también aseguró que cuentan con escuchas telefónicas que lo ubican como el capo que ha estado detrás de los cargamentos de droga con los que se vincula a los lancheros, al expolicía Claros Amaya y Los Quijada.
Sobre “el Capi”, la Fiscalía reveló que recientemente le notificó a Guatemala de la orden de captura en El Salvador; sin embargo, dudan que el capo se encuentre en el vecino país, por lo que trabaja con INTERPOL para lograr una difusión roja y ubicarlo a escala internacional.