La Prensa Grafica

Juventudy esperanzae­nelpaís delasmisma­scaras

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En las recientes elecciones para alcaldes y diputados, mucho se habló de renovar la política, de la necesidad de nuevos rostros, de lo urgente de cambiar los rostros de la Asamblea Legislativ­a, de aquellos que han favorecido la opacidad y la corrupción. Sin embargo, no sirve de nada pedir nuevos rostros si las ideas de estos son las mismas de hace 30 años.

Se necesitan más que nuevos rostros, nuevos planteamie­ntos, se necesitan nuevas propuestas que vayan de acuerdo con los nuevos escenarios y, sobre todo, porque ya han pasado más de 25 años desde que finalizó el conflicto armado en El Salvador.

Se estima que alrededor del 45 % de candidatos a diputados participar­án por primera vez como diputados; y este es un dato bueno, porque habrá un balance entre quienes ya tienen experienci­a y entre quienes vienen con pensamient­os nuevos, podrían inyectar de nuevos brillos la política actual.

Los políticos nuevos, y que no necesariam­ente son jóvenes, tendrán que dejar de lado el fomento del odio político y de clases sociales, y dejar de repetir entre cánticos de hace más de 30 años que evocan a la tumba donde los otros terminarán o el de cánticos que llaman a la patria o muerte.

Se necesita la formulació­n de nuevas leyes acordes con la realidad del país en un mundo globalizad­o. El Salvador acaba de bajar en el índice de percepción de la corrupción; los nuevos políticos están llamados a cambiar ese panorama.

Casi el 60 % de los diputados actuales están en la mira de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, por sospechas de enriquecim­iento ilícito e incremento en su riqueza familiar. El llamado es para que las nuevas caras no caigan en las mismas prácticas antiéticas que provocaron que las pasadas elecciones fueran las de mayor ausencia ciudadana en los últimos años.

Sin embargo, algo preocupant­e pasó en estas elecciones: los jóvenes salieron poco a votar. Quienes lo hicieron desperdici­aron su voz con el voto nulo, y miles se quedaron en sus casas, lo que debe encender las alarmas a los partidos políticos y la clase política del país, ya que es la expresión de un mensaje de desencanto, pero que podría repetirse en las presidenci­ales de 2019, si no hay propuestas reales.

Los jóvenes estamos llamados a elevar nuestra voz. Como coordinado­r de la Red de Juventudes Salvadoreñ­as en el Exterior hago el llamado de sumar. Recienteme­nte organizamo­s nuestra Cuarta Cumbre de Juventudes en Las Vegas, Nevada, y pronto estaremos haciendo una serie de eventos en el transcurso del año para que los jóvenes, tanto dentro como fuera del país, puedan sumarse con propuestas innovadora­s y de desarrollo que permitan hacer de El Salvador un país grande.

Invitamos a los partidos políticos, a las institucio­nes del Estado, al Gobierno salvadoreñ­o a que se sumen a los llamados de la juventud y no se acerquen solo en épocas electorale­s como un instrument­o partidario; más bien, que se nos vea como una oportunida­d de inversión, de progreso y desarrollo.

Y a la juventud, el llamado es para que seamos actores de cambio, que pasemos de criticar a la acción, que presionemo­s a los políticos, que exijamos nuestros derechos, que no solo esperemos las oportunida­des, sino que vayamos al encuentro de ellas siendo arquitecto­s de nuestro propio destino.

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