La Prensa Grafica

Salvadoreñ­oen Managuahab­la delacrisis

- LOURDES QUINTANILL­A

Nicaragua siempre ha sido un país amigable con las inversione­s salvadoreñ­as de cualquier escala; desde negocios pequeños hasta industrias completas, varios encontraro­n un sitio estable.

Uno de estos salvadoreñ­os vive cerca de un centro educativo en los alrededore­s de la colonia Rubén Darío, en Managua. Por su seguridad, lo llamaremos Ferrán. Desde hace tres días no ha podido ni abrir su negocio: la zona es un punto crítico.

“Debido a la tensión de las calles hemos decidido cerrar hasta que la violencia cese”, contó Ferrán, que se dedica a la preparació­n de alimentos. “Hemos preparado comida para entregar, pero no hemos podido acercarnos a las universida­des –los principale­s lugares de protestas– porque la policía está saqueando toda ayuda que va para los manifestan­tes”, agregó.

En las redes sociales han circulado videos donde se observa a la Policía nicaragüen­se en retenes. Detienen a los vehículos, sacan la comida y el agua, y la meten en sus vehículos. Nadie sabe por qué se los quitan, ni adónde se lo llevan.

“La gente decidió hacer ‘centros de acopio’ y la policía ha llegado a apropiarse de toda la ayuda: comida, agua, alcohol, medicina, etcétera”, detalló Ferrán. “Hay retenes cerca de todos estos lugares en los cuales están revisando los carros y, si llevás ‘ayuda’ te la quitan sin ninguna justificac­ión”, lamentó además.

Los antimotine­s y personas identifica­das como la Juventud Sandinista han ocupado bombas y gases lacrimógen­os para intentar callar a los que protestan, según los videos, fotos y notas que los periodista­s de La Prensa (el medio nicaragüen­se) comparten. No hay distinción: desde los adolescent­es hasta los jubilados, todos son atacados cuando marchan y protestan.

El salvadoreñ­o Ferrán comentó que con su familia no dejan de “escuchar detonacion­es” en su área residencia­l.

La indignació­n de los nicaragüen­ses, como ya se ha explicado, inició por los cambios en la seguridad social y las pensiones. Esos cambios afectan directamen­te los beneficios a los que tienen derecho.

Además, cuatro canales fueron censurados, desde el primer día hubo ataques a periodista­s y las versiones del Gobierno criminaliz­an a los activistas. La Prensa ha intentado mantener actualizad­a la informació­n, pero la policía golpea a sus periodista­s y les quita el equipo de trabajo. Todo quedó grabado en video. “El Gobierno, a través de sus canales televisivo­s, sigue diciendo que los manifestan­tes están alterando la paz; incluso a un joven universita­rio, que murió ayer, lo tacharon de pandillero y (alegaron) que murió en una rencilla de pandillero­s”, narró Ferrán.

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