A medio camino
La siguiente etapa nos mostraría el duro contraste entre el frío de la montaña y el calor sofocante de la costa salvadoreña. Todo en un día.
Antes de partir dimos una caminata por el parque de montaña La Casa Cristal. Este es un lugar muy bonito: naturaleza por doquier con unas vistas espectaculares. Al estar ubicado en un valle, está rodeado de los tres lugares más importantes en la zona: al norte, el volcán de Santa Ana; al sur, el volcán de Izalco y al este, el Cerro Verde. Así que hay mucho que ver. Lo ideal sería traer una manta, acostarse en la grama y disfrutar del clima y el paisaje. Este parque de montaña es administrado por los miembros de la cooperativa San Isidro, ubicada a unos 18 km del lugar. Hacen un buen trabajo, porque las instalaciones están en buenas condiciones, aseadas y cuidadas.
El descenso fue increíble. Buen clima y sin automóviles. Aunque la calle en algunos tramos está en malas condiciones, por lo que hay que tener cuidado. En poco tiempo ya estábamos en la carretera hacia Sonsonate, una autopista de cuatro carriles en la cual los hombros están en muy mal estado, con baches y llenos de restos de llantas. Una pesadilla. En este tramo se pincharon cuatro veces las llantas y esto nos retrasó mucho. En Izalco, Guillermo se despidió de este tour debido a compromisos familiares. “Aquí me despido con otra pinchadura. Solo desearle lo mejor del viaje a Aurelio. Solo veo dónde reparar la llanta y me regreso a San Salvador”, comenta. Desde aquí estamos a medio camino de este tramo del tour; nos espera una etapa con mucho calor. La carretera de Sonsonate está en excelentes condiciones, con un hombro bastante amplio. Ahí llegaríamos al desvío “kilo 5” para tomar la carretera al Litoral. Desde aquí pedaleamos 31 km hasta Mizata en una carretera llena de baches y tráfico pesado. Llegamos a Mizata a las 5:30 de la tarde y acampamos en un cocal, en donde cenamos y dormimos tranquilamente.