NIÑOS CON PADRES SEPARADOS: cómo actuar para facilitarles la situación
Las claves pasan por el diálogo, la transparencia y mantener a los niños al margen de los conflictos de los padres en el proceso de divorcio.
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Explicar a los niños la situación que atraviesan sus progenitores y ser transparentes con el proceso de separación. Conviene dialogar con los niños sobre el tema para aclarar dudas y evitar malos entendidos sobre el proceso de ruptura de convivencia de sus padres. En estos casos, conocer es mejor que imaginar. Conviene que la información que se transmita sea acorde a la edad del niño, sencilla, sin juicios de valor contra nadie y dejar al margen los problemas de adultos. Hay que ser responsables al hablar.
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Evitar utilizar a los hijos como munición para dañar a la pareja. Los niños pueden verse obligados a elegir entre uno de los dos progenitores, lo que les puede generar ansiedad, estrés o agresividad, por lo que conviene facilitarles lo más posible la situación.
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Huir de sobrecargar desde el punto de vista afectivo o emocional a los hijos. Conviene evitar el error de implicarles en discusiones, toma de decisiones o tratarles como si fueran adultos que pueden mediar en la situación entre sus progenitores. De esta manera, se previene la inestabilidad emocional en los pequeños.
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Es importante buscar tiempo para estar con los niños y disfrutar con ellos de actividades de ocio, aunque la situación no sea la óptima.
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Facilitar a los hijos la relación con los abuelos y el resto de la familia de ambas partes de la pareja.
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Mantener la rutina del niño en cuanto a cuestiones como horarios, actividades de ocio o con respecto al contacto con los amigos. Nada personal debe cambiar.
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Evitar ceder a posibles chantajes por parte de los hijos para sacar ventajas o provecho de la ruptura de la convivencia entre sus padres.
"Conviene informar a los niños, con un lenguaje adaptado a su edad, sobre la persona que va a estar presente en la vida del padre o de la madre y dejar claro que nunca ocupará el lugar del otro progenitor",
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Considerar y confiar en la resiliencia de los niños o su capacidad de amoldarse y superar los reveses de la vida. Son muy adaptables, sobre todo si los adultos también lo son. Hay que tener en cuenta que no todos los niños viven de manera traumática la separación de sus progenitores, como puede ser el caso de hijos mayores que entienden las ventajas de terminar con una mala convivencia entre los padres.
CARMEN MARTÍNEZ, PEDIATRA.