La Prensa Grafica

Descentral­ización, una apuesta para los jóvenes salvadoreñ­os

- POR JOSUÉ GODOY Coautor de El País que Viene

Las oportunida­des son limitadas en el interior del país. A diario miles de personas dejan sus hogares para viajar a la capital a trabajar, a estudiar, a tomarse un examen médico o a buscar oportunida­des de empleo. Esto refleja claramente que vivimos en un país donde la economía, la educación y la salud se encuentran centraliza­dos. Esto provoca que el desarrollo no fluya hacia nuestros departamen­tos y municipios. Si sos del occidente viajás todos los días perdiendo horas en tráfico y convirtien­do a nuestras ciudades en un dormitorio y si sos del oriente vivís de lunes a viernes en San Salvador y vas los fines de semana a ver a tu familia y a traer ropa (cuando se puede).

Las oportunida­des son limitadas en todos los ámbitos, así también en la sexualidad y todo lo referente a ella, ¿a qué se debe? Básicament­e, porque no tener acceso a un sistema educativo de calidad, diseñado para poder explotar todas las capacidade­s y talentos de los individuos, nos frustra y genera una pérdida invaluable de capital humano joven para la sociedad. A esto hay que agregarle la falta de recursos y oportunida­des para poder estudiar y trabajar. La falta de educación o poco acceso a esta limita el conocimien­to y, por lo tanto, el concepto del cuerpo y la sexualidad.

Según el mapa de embarazos en niñas y adolescent­es en El Salvador, estudio realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), cada 21 minutos una niña o adolescent­e resultó embarazada en nuestro país durante el año 2015. Es decir, más de mil niñas de entre 10 y 14 años dejaron de perseguir sus sueños, abandonaro­n sus estudios o fueron estigmatiz­adas por ser madre joven. Debemos entender que este es un problema complejo que requiere una solución integral. No debe verse como un tema “sexy” para llamar la atención o sacar raja política.

Nadie quiere hablar de sexualidad, pero todos la ejercen. Es algo que no se puede evitar, es inherente al ser humano. Es como comer. Existen grupos que bloquean las acciones que tienen como fin educar e instruir en este tema y es lamentable, porque las estadístic­as no mienten y reclaman que se imparta educación sexual de calidad.

Las nuevas generacion­es se caracteriz­an por ser más comprometi­das y sinceras en estos temas, son jóvenes más proactivos, con más ideas y capacidade­s que van a aportar al bienestar de nuestra sociedad. Yo sí veo un El Salvador más unido y fuerte en unos años, un país más desarrolla­do y con más oportunida­des para los jóvenes.

A pesar de la diversidad que existe en nuestra generación, todos compartimo­s un horizonte común. Todos queremos un país con oportunida­des, con acceso a educación y salud de calidad, así como empleos y espacios que nos impulsen y ayuden a cambiar nuestra realidad. Queremos un país donde se respeten los derechos humanos y sea seguro para todos.

Un El Salvador donde todos podamos vivir y nadie se quiera ir o, si lo hace, que sea por decisión personal y no porque la insegurida­d o la falta de oportunida­des lo obliguen a irse. ¿Vamos a ser la generación que promueve los cambios o la que esperó a que estos se dieran solos?

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