La Prensa Grafica

TRIPLETE EN CAMINO

REAL MADRID LLEGÓ A SU TERCERA FINAL EN FILA DE LIGA DE CAMPEONES.

- MADRID/EFE accion@laprensagr­afica.com

Un doblete de Karim Benzema, al fin goleador en el momento clave de la temporada, impulsó al Real Madrid a su tercera final consecutiv­a, esperando rival para la gran cita de Kiev tras un duelo majestuoso ante un Bayern repleto de orgullo, que se sobrepuso a todo y rozó la remontada (2-2).

La grandeza del clásico de Europa se mostró en toda su expresión en el Santiago Bernabéu. Duelo grandioso entre dos equipos educados para atacar, que sufren sin balón, con un Real Madrid sin la capacidad para anestesiar el duelo y que jugó a la ruleta con el Bayern, una maquinaria perfecta que no encontró la manera de derribar el muro que impuso Keylor Navas.

Dicen que de los errores se aprende y los jugadores del Real Madrid se sabían la teoría, pero volvieron a errar en la práctica. Sabían que los primeros minutos eran claves tras volver a ganar a domicilio, pero parecieron empeñados en firmar un camino de sufrimient­o a la gran final. Lo ocurrido ante el Juventus se repitió contra el Bayern. Al minuto 3, el Real Madrid ya perdía.

El partido se rompió desde la izquierda, donde de un centro llegó un mal despeje de Ramos y un nuevo tanto de Kimmich. Como en la ida, adelantó al Bayern ante el estupor del Bernabéu.

Los partidos grandes se deciden en pequeños detalles, errores que marcan a fuego. En la ida, fue Rafinha el que hizo un regalo al Real Madrid. La vuelta

comenzó con un grave fallo madridista. El del Bayern estaba por llegar.

Tardó diez minutos en tener el balón el Real Madrid. Y en su primera acción de posesión larga llegó el tanto más esperado por el madridismo. Marcelo puso un centro al segundo palo, donde Alaba perdía la marca y Benzema remataba con toda la fe del mundo para voltear su situación. Era el día. El gol tan esperado por Zidane, el único convencido de que llegaría.

Todo regresaba a su origen. El Bayern necesitaba dos tantos para la remontada, pero dejaba sensación de poder hacerlo. Presión alta para dificultar la salida de balón del Real Madrid y un partido sin control. Cuando los de Zidane la superaban, eran verticales encontrand­o la velocidad de Asensio en la transición. Thiago salvaba sus dos mejores acciones para salvar a su equipo.

Pero la realidad era una tremenda dificultad para diseñar jugadas con demasiada distancia entre la defensa y los medios con espacios que ocupaba el Bayern. El Real Madrid necesitaba pausa. Casemiro estaba en la banca.

El intercambi­o de golpes interesaba al Bayern. Ribery, menos incisivo que en el Allianz, aparecía para asistir a Müller, que chutaba blando a Keylor, James fallaba la más clara tras encontrar un rechace de una buena parada abajo a Lewandowsk­i.

FORTUNA

Al borde del descanso, llegó un centro de Kimmich que golpeó en una mano de Marcelo. Los jugadores del Bayern vieron penalti, pero no así ninguno de los árbitros.

El factor fortuna caía del lado del rey de Europa. Nacía la segunda mitad con un fallo de los que cuestan eliminator­ias, a no ser que tengas la grandeza del Bayern para levantarte. Tolisso cedía a su portero y Ulreich no supo despejar el balón. La fe en la presión de Benzema encontró el premio del gol a puerta vacía.

Quien pensase que era la sentencia no podía estar más equivocado. El Bayern vendería cara su eliminació­n e inició un asedio en la búsqueda de los dos goles que necesitaba. El Real Madrid se fue desmoronan­do y Zidane tardó en introducir los retoques.

El gol alemán se veía venir y tardó el tiempo que lo pudo evitar un descomu-

nal Keylor Navas. Tras su fallo ante el Juventus y en el Allianz, necesitaba ser decisivo y así lo demostró. Sacó con una parada repleta de reflejos un latigazo de derecha de Alaba.

El contragolp­e era el arma al que agarrarse por un Real Madrid que buscaba el equilibrio en plena batalla. Así, el punto de inflexión estuvo en la bota derecha de Cristiano Ronaldo. Un nuevo centro de Marcelo lo remató arriba el portugués con todo para marcar. No era el día del luso, desapareci­do en la eliminator­ia pero igual dispuesto para los focos.

Keylor sacaba manos salvadoras, volaba a disparo cruzado de Hummels y nada podía hacer ante James. El gol del jugador que descartó Zidane terminaba de incendiar la semifinal. Fue cuando llegaron los cambios, la tardía entrada de Casemiro y la apuesta por Bale para ver si enganchaba una con espacios.

El sufrimient­o de los cuartos de final ante el Juventus se repitió ante un Bayern que murió en área madridista. Navas, salvador ante Tolisso, y once jugadores peleando como el último cada balón para llegar a una nueva final como el gran dominador de Europa en el fútbol actual. La decimoterc­era ya está a un solo paso de un equipo de leyenda.

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DOBLETE. Karim Benzema convirtió los pitos de la afición del Real Madrid en aplausos al anotar el doblete que los clasificó a la final de Champions.
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POLÉMICA. El balón dio en la mano de Marcelo, pero el árbitro no consideró que fuera penalti.

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