La Prensa Grafica

¿ES MEJOR CASARSE CONUNAMANT­E APASIONADO­OCON UNMEJORAMI­GO?

- El País Internacio­nal y Fátima Escobar planbella@laprensagr­afica.com

Para el escritor Antonio Gala, “el amor perfecto es una amistad con momentos eróticos”. Sin duda, muchos pensamos que esta es la dualidad perfecta; sin embargo, los especialis­tas priorizan una de ellas, según un reciente estudio publicado en Journal of Hapiness Studies. Para descubrir la tan anhelada respuesta, los investigad­ores Shawn Grover y John F. Helliwell de la Escuela de Economía de Vancouver en Canadá, estudiaron los datos de dos grandes encuestas hechas en Reino Unido, la Encuesta de hogares británica (BHPS), con datos de 30,000 personas entre 1991 y 2009. Los datos desvelaron que casi la mitad de los encuestado­s en pareja se habían casado con la persona a la que considerab­an su mejor amigo.

Además, estas personas decían tener mayor satisfacci­ón en su vida frente a otras que no tenían como pareja a un amigo. Esta amistad, concluyen, propicia esa sensación de bienestar: “La amistad es un mecanismo que podría ayudar a explicar una relación causal entre el matrimonio y la satisfacci­ón con la vida”, y afirman que esta sensación de bienestar en las personas casadas se duplica cuando los cónyuges se consideran mejores amigos.

¿LAS PERSONAS CASADAS SE ESTRESAN MENOS?

Una posible explicació­n para esa felicidad de la que, según la investigac­ión de Grover y Helliwell, gozan las parejas casadas podría ser porque, apunta un estudio de la Internatio­nal Society of Psychoneur­oendocrino­logy, tienen niveles más bajos de cortisol, la hormona que se libera ante situacione­s de estrés.

Aunque la investigac­ión no logró explicar el porqué de que esto ocurra, la sexóloga, Ana García, apunta que los niveles más bajos de estrés tengan que ver con la estabilida­d: “Uno de los grandes motivos por los que la satisfacci­ón es mayor en personas que conviven o se casan, es que dar cualquiera de esos dos pasos supone un compromiso entre ambos, lo que conlleva la estabilida­d en la pareja”.

“Sentir dicha estabilida­d en tu relación, es una fuente de tranquilid­ad, de confianza y seguridad, y esto provoca mayor satisfacci­ón”, añade. Además, casarse con una persona con la que tenemos la misma confianza que con un amigo aporta un plus de serenidad.

Si bien parece que la amistad es un componente claro en la satisfacci­ón conyugal, lo que también cabe preguntars­e es si este efecto positivo tiene fecha de caducidad. Grover y Helliwell comprobaro­n que el efecto permanecía en el tiempo: “Es poco probable que los beneficios del matrimonio sean de corta duración”, dicen y añaden que incluso después de años “las personas casadas están aún más satisfecho­s”. De hecho, los participan­tes del estudio que seguían juntos después de años se sentían más satisfecho­s con la vida que las personas solteras o divorciada­s.

Sin embargo, no hay una única fórmula de pareja que de la felicidad, como explica García: “No todas tienen como objetivo convivir o casarse. Hay personas que son más felices viviendo separados y compartien­do momentos cuando les apetece”.

APRENDER A SER AMIGOS

Queda, por tanto, plantearse cómo se consigue que una pareja pueda ser un verdadero apoyo y no solo alguien con quien compartir momentos de pasión. Santiago Frago recuerda la definición de amistad: “Afecto puro y desinteres­ado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Algo que puede aplicarse a una relación sana y satisfacto­ria de pareja.

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