LA ISLA DE LOS PETROGRABADOS, LAGO DE GÜIJA
Este es el viaje hacia el pasado que se niega a desaparecer, forjado con la fuerza del hombre en la roca, en una isla misteriosa, poseedora de su propia leyenda. Este es el recorrido por la isla de los petrograbados del lago de Güija con La Perla de Azacu
Aunos 20 minutos viajando en lancha por el lago de Güija se encuentra esta isleta. Sus rocas de medianas proporciones sirven de muralla e invitan a los curiosos a alejarse si no tienen un objetivo claro en la visita.
Una pequeña brecha en el coral de rocas permitió acercarnos a la tierra. Para un ojo inexperto se trata de un sitio más, pero los lugareños se encargan de poner en sintonía y ayudan a comprender que esta es una tierra distinta, quizás sagrada, según las creencias mayas.
Con la orientación del guía, pronto el ojo y la mente se agudizan y comienzas a descifrar los mensajes escritos en la roca, hace más de 1,500 años. Las primeras imágenes cobran vida, animales como el jaguar, venerado enemigo de los primeros pobladores de esta parte de Metapán. Que construyeron su civilización en la orilla del río que al morir dio paso al lago de Güija.
La extensa naturaleza que pobló este lugar aún se encuentra en la roca, como un homenaje de aquella era, en la que existía respeto por la vida de
todos los seres.
Nuestros padres, los mayas que habitaron antes que nadie esta parte del occidente, rindieron tributo a sus dioses, dedicando su vida a preservar su historia en quizás el único recurso que sabían que sería eterno: la piedra.
En época de invierno el lago cobra fuerza y como en un intento de borrar su huella, reclama la tierra y sumerge las rocas, algunas ya reflejan el paso del tiempo y han cedido a la acción de los elementos.
LA PIEDRA DE SACRIFICIO
La roca principal ocupa un lugar privilegiado, iluminada según la hora por los rayos del sol que se escapan de la barrera de los árboles. Se trata de la piedra del sacrificio. Lugar donde los indígenas ofrecían regalos de sangre en espera de agradar a la deidad que adoraban.
Figuras humanoides fueron dejadas por ellos, testimonio eterno de un momento de la historia en la que lo fantástico ocurría y se aceptaba sin peros.
En aquel tiempo los colores eran más brillantes y las noches iluminadas por más estrellas de las que cuenta nuestro firmamento.
En ese entonces, movidos únicamente por la fe que lo que hacían dejaría una marca en la historia, usaban la obsidiana, tallaron la roca, sin imaginar que lo que cuentan perduraría hasta nosotros, el futuro.
Al pulso o auxiliados por algo más, aquellos mayas que desaparecieron en la historia dejaron el círculo perfecto que divide en dos la isla, punto de origen y final de un viaje.
La tierra de donde partieron los mayas aún flota sobre el lago de Güija en forma de isla, aunque para algunos, debajo de las raíces de esos árboles se encontraría la pirámide principal, cuna de toda una civilización. Personas que entendieron el valor del tiempo, la cultura, y que cada acción resuena en el tiempo.