ENRIQUE Y MEGHAN SE PROMETIERON AMOR ETERNO AL CASARSE
El príncipe Enrique y la exactriz estadounidense Meghan Markle, que desde ayer son duques de Sussex, sellaron su amor dándose el “sí, quiero” en una entrañable y soleada boda celebrada en Windsor que ha generado expectación máxima en todo el mundo y a la
Con un vestido blanco y velo sujetado por una tiara de diamantes, Meghan Markle bajó del automóvil, un Rolls-royce Phantom IV, que la llevó ayer hasta el templo, donde la esperaba su prometido, el príncipe Enrique, nieto de la reina II de Inglaterra y sexto en la línea de sucesión al trono, quien iba vestido con el uniforme del regimiento de caballería “Blues & Royals”, de la Guardia Real.
Enrique llegó a la capilla de San Jorge, del Castillo de Windsor, donde la pareja se prometió amor eterno al casarse. El príncipe fue acompañado por su hermano, el duque de Cambridge, que fue el padrino y el encargado de llevar a los anillos que intercambió la paraje en uno de los momentos más emotivos de la ceremonia.
Markle, una divorciada que se casó en segundas nupcias en la iglesia más emblemática del Reino Unido, llegó acompañada de su madre, Doria Ragland.
Antes de la llegada de la novia, entraron en el templo la reina Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo.
La prometida entró a la capilla acompañada de la corte de honor; entre ellos, los hijos de los duques de Cambridge.
A las puertas de la capilla de San Jorge tomó el relevo el príncipe Carlos, padre del novio y encargado de llevar hasta el altar a la novia, después de que su padre declinó cumplir con esta misión por motivos de salud.
EL MOMENTO MÁS ESPERADO
La ceremonia, que empezó poco después del mediodía (11 GMT), fue oficiada por el deán de Windsor, el referendo David Conner, mientras que el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby, fue el encargado de casarlos. Además, el obispo Michael Curry, que en 2015 se convirtió en el primer afroamericano en presidir la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, pronunció un sermón sobre la fuerza del amor. En la ceremonia, Jane Fellowes, hermana mayor de la madre del príncipe Enrique, la fallecida Diana, leyó un pasaje del “Cantar de los Cantares”, de Salomón, para “honrar el recuerdo” de esta. La ceremonia tuvo un variado acompañamiento musical, incluyó góspel y una pieza para violonchelo, en una iglesia decorada con rosas blancas y otras flores. Entre los invitados a la ceremonia estuvo el cantante británico Elton John, uno de los invita-
dos estrella. Él cantó en la recepción privada que ofreció la soberana británica a los invitados. Al enlace acudieron como invitadas 2,640 personas, entre las que no figuraban representantes de casas reales, así como ningún político, pero sí 1,200 “ciudadanos de a pie” procedentes de todos los rincones del Reino Unido.
Al finalizar la ceremonia y muy sonrientes, los ya duques de Sussex saludaron a la gente que les vitoreaba al paso de su carroza, tirada por cuatro caballos blancos y escoltada por un destacamento del regimiento de caballería de la Guardia Real.
PARA CELEBRAR LA BODA
La pareja no tuvo una sino dos recepciones para celebrar su unión matrimonial, una para 600 invitados y otra para familiares y amigos más allegados, 200 personas, y fueron ofrecidas por la reina Isabel II y el príncipe Carlos.
Los recién casados vivirán en unas dependencias del palacio de Kensington tras concluir su luna de miel, cuyo destino se desconoce.