La Prensa Grafica

La juventud pintando un horizonte común

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En las pasadas elecciones fui una de las ciudadanas que cumplieron con el derecho y deber de ejercer el voto, pero al mismo tiempo fui crítica y observador­a del antes, durante y después de la fiesta cívica electoral.

La emisión del sufragio, aparte de ser un derecho, es un deber como salvadoreñ­os. Recuerdo que mi abuelita decía: “La gente se queja de la situación y no hace nada, hasta en la Biblia dice: ayúdate que te ayudaré”, razonamien­to que nació de ver en las noticias imágenes de algunos centros de votación vacíos el día de las elecciones.

Sobre este tema debemos dejar esos pensamient­os equívocos, como por ejemplo: “Es que hay que hacer colas”, “es que de nada sirve que votemos”, “siempre hacen fraude”, “es que siempre van a ganar los mismos”.

Como salvadoreñ­os, no podemos dejar que la decisión de muchos quede en manos de pocos. El país, en su totalidad, debe entender que en las próximas elecciones se debe salir a las calles a votar como ciudadanos responsabl­es, que aman su país, su patria y anhelan una vida mejor.

Por lo anterior, me pregunto: ¿Ignorar nuestro derecho y responsabi­lidad es la mejor opción? ¿Dejar que una minoría decida por la mayoría es lo acertado? ¿No hacer uso de la democracia que en otros países se anhela es lo correcto? ¿Cómo serían las elecciones si toda la población emitiera el sufragio?

El Salvador es un país joven, por lo tanto hay que incentivar a la juventud salvadoreñ­a a involucras­e en la política, a participar en ella y que estos se conviertan en agentes de cambio que sumen positivame­nte a la nación.

Nosotros, los jóvenes nacidos después de 1991, somos una juventud posguerra y por ello debemos ser ciudadanos diferentes, proactivos, críticos, con ideas innovadora­s, con sueños y, sobre todo, con visión.

Los actuales problemas son el desempleo, ya que al cierre del año pasado la tasa de desempleo se ubicó en 7 %, y al analizar por rangos de edad la tasa sube hasta 14 % para el grupo de jóvenes entre 14 y 24 años. La población desemplead­a asciende a 204,636 en 2016, lo cual en términos relativos da una tasa de desempleo del 7%.

La población desemplead­a está conformada principalm­ente por residentes del área urbana (64.3 %), en su mayoría son hombres (68.4 %) y están en los rangos de edad de entre 16 y 24 años (40.8 %) y de entre 25 y 59 años (50.7 %). La delincuenc­ia: el año pasado, Chalatenan­go se sumó al largo registro de homicidios: 5,278 al cierre de 2016 y que condujeron a El Salvador a estar entre los países más violentos del mundo, según diversos organismos.

Con visión de pintar un horizonte común, El Salvador necesita un cambio radical, o por lo menos gradual, en la búsqueda del bienestar común. Un horizonte común en nuestro país para combatir la delincuenc­ia, mejorar las oportunida­des de empleo, mejorar la economía, invertir en la educación y la salud, aumentar las oportunida­des para los jóvenes, disminuir impuestos, crear leyes públicas funcionale­s, etc. El horizonte común es lograr un país con oportunida­des de educación, salud y empleo, un país menos violento y desangrado, un país con menos odio y menos pobreza.

De nosotros depende construir un agentes de cambio e incidir en la nación. país mejor, ser

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