Mayor inversión social con alta deuda pública
Para que la economía crezca a los niveles que el país requiere es importante que llegue una nueva administración que genere confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, que resuelva el problema de la excesiva tramitología y el desastre de adu
No cabe ninguna duda que el país requiere de un gran esfuerzo en inversión social en los próximos años para poder reducir significativamente la pobreza, a pesar de los altos niveles de endeudamiento con los que el FMLN estará entregando el gobierno al que resulte ganador en las elecciones de 2019. Durante los nueve años de gobierno del FMLN la deuda pública total pasó de $9,724 millones al cierre de 2008 a $18,373 millones al cierre de 2017. La deuda total del gobierno cerró 2017 en 75 % del PIB por la combinación de incremento del endeudamiento y por el cambio de la medición del PIB.
Ante la situación que el endeudamiento está en un nivel muy elevado y que la recaudación de impuestos rozó al cierre de 2017 al 18 % del PIB, lo cual es una recaudación que se codea con los países que tienen más recaudación del gobierno central en América Latina (Uruguay, Brasil, Chile) y se aleja significativamente de países que tienen la menor recaudación como Guatemala, Costa Rica, México y muchos otros países de la región. La pregunta que surge es ¿con qué recursos va a enfrentar el próximo gobierno el reto de incrementar la inversión social para reducir la pobreza y preparar a nuestros compatriotas para la cuarta revolución industrial si lo que se requiere es de un ajuste fiscal de tres puntos del PIB, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional? La solución pasa por una serie de medidas de reducción de gastos superfluos, una adecuada refinanciación de la deuda que se vencerá en el período 2019-2024 antes que suban más las tasas de interés en Estados Unidos y una mayor recaudación de impuestos. La pregunta es ¿cómo se puede recaudar más dinero sin crear nuevos impuestos o elevar las tasas de los existentes, sin desincentivar la inversión, pero que al mismo tiempo le genere más ingresos al fisco? La solución es una sola: que la economía crezca como mínimo al 3.5 % en 2020 y que de ahí en adelante se acelere el crecimiento en los años venideros y que se pueda mantener arriba del 4 % entre los años de 2021 a 2024.
Si se logra esas tasas de crecimiento la deuda se estabiliza, el ajuste se vuelve mucho menor, el costo social del ajuste será imperceptible y el gobierno contará con más recursos para atender a los ciudadanos de más escasos recursos y se podrá ir reduciendo la pobreza extrema de manera más acelerada que lo que ha sucedido en los últimos nueve años. Para ello se requiere de una profunda reforma del Estado para reorientar recursos hacia educación, salud, seguridad y la creación de un nuevo sistema único y centralizado de combate a la pobreza basado en transferencias condicionadas.
Para que la economía crezca a los niveles que el país requiere es importante que llegue una nueva administración que genere confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, que resuelva el problema de la excesiva tramitología y el desastre de aduanas, que resuelva la inseguridad ciudadana y que busque activa y de manera bien planificada a inversionistas de calidad mundial en los sectores que nos interesa desarrollarnos.
El incremento en la inversión producirá demandas importantes sobre el sistema educativo nacional para que acompañe a los nuevos sectores con personas preparadas, con nuevas metodologías educativas y que nos concentremos en tener una educación que le dé las herramientas a los jóvenes para poder obtener esos empleos de mejor calidad y remuneración.
Hay más que podríamos decir, pero baste por ahora con indicar que el futuro de nuestros compatriotas puede ser mucho mejor si se elige a un equipo de gobierno liderado por un presidente que tengan la visión adecuada y que tengan la credibilidad para llevar a cabo estos cambios. ¡Esa decisión la tomaremos en 2019 todos los salvadoreños!