Muere agente anticastrista que operó desde El Salvador
El exagente de la CIA que en más de una ocasión dijo que quería matar a Fidel Castro falleció a los 90 años. Hace años tuvo una identidad falsa en El Salvador.
El militante cubano anticastrista en el exilio y exagente de la CIA Luis Posada Carriles, quien fue acusado de organizar una serie de ataques con bombas en hoteles de La Habana, en 1997, y de derribar un avión de pasajeros, falleció ayer en Florida, dijo su abogado. Tenía 90 años.
Según la Fiscalía, Posada obtuvo fraudulentamente en El Salvador varios documentos personales con diferente identidad. El FMLN se empeñó en aquellos años por investigarlo y se descubrió así que había adoptado una identidad falsa en El Salvador e incluso estaba en el padrón electoral en 2001.
Posada se hizo de cédulas, partidas de nacimiento, pasaportes y licencia de conducir, entre otros, en El Salvador. La Fiscalía descubrió que Posada Carriles obtuvo una Cédula de Identidad Personal (CIP) extendida en 1986, por la Alcaldía Municipal de Ilopango, en San Salvador.
Posada Carriles adoptó la identidad de Ramón Medina Rodríguez.
Pero además de eso, la investigación realizada por LA PRENSA GRÁFICA –publicada en 2001– logró determinar que obtuvo también un pasaporte, un NIT y una licencia de conducir que fue renovada en 1999.
Posada, que había sido diagnosticado con cáncer de garganta hace unos cinco años, murió ayer en el sur de la Florida, dijo Arturo Hernández, abogado del militante exiliado.
Es un mártir para la disidencia cubana en Miami, y un terrorista para el Gobierno de Cuba.
En 2015 tuvo un accidente automovilístico que le causó varias fracturas. Desde hacía tiempo vivía en un hogar de cuidados especiales para veteranos de guerra, en el condado Broward, al norte de Miami. En 2011, un jurado federal de El Paso, Texas, absolvió a Posada de acusaciones que incluían haberle mentido a las autoridades estadounidenses sobre su papel en los ataques de La Habana para obtener su asilo político.
Formó parte de un grupo de exiliados cubanos entrenados por la CIA a comienzos de la década de 1960, en el fallido intento de derrocar al incipiente gobierno comunista de Fidel Castro. A diferencia de otros activistas, Posada nunca renunció a la violencia como método para generar un cambio en la isla.
Para Peter Kornbluh, jefe del proyecto Cuba del Archivo Independiente de Seguridad Nacional, “la CIA creó y desató un Frankenstein”. El portal oficialista Cubadebate lo describió como un “terrorista”. Jueves 24 de mayo de 2018