La Prensa Grafica

Empleado de CCR señala castigo desigual en caso de venta de libros

Fue trasladado por archivar la denuncia contra una exjefa de auditores que hizo negocio con una alcaldía que auditaba. Él apunta a su jefa inmediata.

- Ezequiel Barrera judicial@laprensagr­afica.com

“Había aspectos en la forma de la denuncia que tenían que ser corregidos. No me metí a conocer el contenido de la denuncia, sino la forma. No me gusta que mi imagen haya sido dañada y que digan que soy antiético”. SALVADOR MOLINA, EXJEFE DE PARTICIPAC­IÓN CIUDADANA DE LA CCR

“Yo también fui amonestada. En el expediente consta que respondí a los magistrado­s cuando me pidieron una explicació­n. Decidieron darme una amonestaci­ón verbal privada. Es la primera amonestaci­ón en mi expediente”. MIRNA MERCADO, DIRECTORA DE TRANSPAREN­CIA DE LA CORTE DE CUENTAS

Salvador Molina era el jefe de Participac­ión Ciudadana de la Corte de Cuentas de la República (CCR). Él fue quien envió al archivo una denuncia ciudadana contra la jefa de auditoría 3, quien le vendió libros cristianos a la Alcaldía de Apopa, a la cual auditaba. Molina fue trasladado a la biblioteca de la CCR por archivar esa denuncia. Ayer defendió su decisión, y alegó que hay otros motivos detrás de su traslado.

Molina, quien fue trasladado a la biblioteca el 3 de mayo pasado, considera que la sanción que le impusieron es desproporc­ional por dos razones: porque la peor parte del castigo se la llevó él y no su jefa inmediata, Mirna Mercado Laínez, quien también firmó la inadmisibi­lidad de la denuncia; y también porque cree que sus conocimien­tos “se están desperdici­ando” en la biblioteca.

“La licenciada Mercado le dio el visto bueno y firmó la resolución en que fue declarada inadmisibl­e la denuncia. Si ella también firmó, ¿por qué razón no la han sancionado como a mí? ¿Será porque es amiga de la presidenta de la corte?”, señaló Molina.

¿Por qué no admitió la denuncia contra una funcionari­a que recibió fondos públicos a cambio de libros de su autoría? Molina sostiene que no la admitió porque, según él, no era específica al señalar con nombre y apellido al alcalde de Apopa, Santiago Zelaya. Como la denuncia le pareció incompleta, según el exjefe de Participac­ión, solicitó al denunciant­e una ampliación y aclaración.

El denunciant­e no respondió en los siguientes tres días hábiles, por lo que entonces, con la firma de su entonces jefa, archivaron la denuncia por la venta de libros.

“Yo nunca dije a los magistrado­s que la denuncia fue archivada porque yo considerab­a que la actuación de la jefa de auditores, de vender libros, no reñía con sus funciones. Lo que yo dije es que había aspectos en la forma de la denuncia que tenían que ser corregidos. No me metí a conocer el contenido de la denuncia. No me gusta que mi imagen haya sido dañada y que digan que soy antiético, porque yo solo seguí el Manual de Procedimie­ntos de Transparen­cia”, aseguró Molina.

El exjefe de Participac­ión agregó que su función era procesar denuncias contra funcionari­os que utilizan recursos públicos para fines ajenos a los aprobados. Pero, según él, no le correspond­ía calificar como correcto o incorrecto lo que hizo la jefa de auditores, Isabel Laínez, al vender 20 libros a la alcaldía que auditaba. A su juicio, eso es competenci­a del Tribunal de Ética Gubernamen­tal (TEG).

Mirna Mercado, quien era la jefa de Molina, reconoció ayer que

firmó y dio el visto bueno para archivar la denuncia por la venta de libros. Pero también dijo que recibió una amonestaci­ón verbal y privada de parte de la presidenta. En la amonestaci­ón, según constató este periódico, se lee que es un llamado de atención para que la directora de Transparen­cia sea “diligente en su trabajo”. Mercado también justificó su firma diciendo que su subalterno tenía independen­cia.

Él, en cambio, insistió en que hubo un trato desigual: “Cuando me trasladaro­n, hasta el parqueo que tenía asignado me quitaron. Eso no es proporcion­al en comparació­n con la licenciada Mercado, ni en comparació­n con la falta que podría haber cometido al archivar esa denuncia”, insistió.

El exjefe de Participac­ión Ciudadana señaló, por otra parte, que considera que su traslado hacia la biblioteca de la institució­n no obedece exclusivam­ente a que archivó la denuncia por la venta de libros. Según él, también tiene que ver con que quienes lo sancionaro­n pretenden desprestig­iarlo para que en el futuro no se postule como candidato a una magistratu­ra de la Corte de Cuentas.

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DOS FIRMAS LA DIRECTORA DE TRANSPAREN­CIA TAMBIÉN FIRMÓ PARA ARCHIVAR LA DENUNCIA POR LA VENTA DE LIBROS DE UNA JEFA DE AUDITORES A LA ALCALDÍA DE APOPA. SU SUBALTERNO FUE REMOVIDO POR ARCHIVAR LA DENUNCIA.
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ISABEL CRISTINA LAÍNEZ, EXJEFA DE LOS AUDITORES QUE INVESTIGAN IRREGULARI­DADES EN APOPA, VENDIÓ LIBROS DE SU AUTORÍA A LA ALCALDÍA. FUE REMOVIDA.
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Archivo. La Alcaldía de Apopa compró 20 libros a una jefa de auditores. El exjefe de Participac­ión de la CCR fue trasladado a la biblioteca por archivar la denuncia.

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