El Salvador tiene ventajas que no está aprovechando”
El director ejecutivo de Banco Cuscatlán considera que el país puede convertirse en una plataforma financiera regional, pero que hay obstáculos a superar.
Hace dos años, el Grupo Financiero Imperia Cuscatlán adquirió las acciones de Banco Citibank de El Salvador, y tomó la decisión de relanzar la marca Cuscatlán, bajo la que había funcionado el banco antes de ser comprado por Citi. José Eduardo Luna, director ejecutivo del ahora Banco Cuscatlán, explica que junto al cambio de marca, lanzaron un plan para diferenciarse de lo que había sido Citi y del resto de entidades del sector bancario. Ahora, a dos años de haber concluido el proceso de adquisición, Cuscatlán se ha enfocado en ampliar su red de sucursales, en ofrecer nuevos productos, abrir nuevos centros de servicios, relanzar créditos para pymes, para adquisición de vivienda y para el sector productivo en general. El ejecutivo afirma que hay condiciones para que el país sea un líder regional en servicios financieros, porque tiene ventajas clave, como estar dolarizado, pero también hay obstáculos a superar, como el impuesto a las operaciones financieras, aprobado en 2014 y que ha hecho que muchas personas desistan de hacer uso de los bancos porque las transacciones se encarecieron.
¿Con qué obstáculos se han encontrado en estos primeros dos años de operación?
El primero ha sido externo. Han sido dos años de retos por el tema de la baja en la calificación de riesgo del país, la crisis fiscal del año pasado, el crecimiento económico que no ha mostrado una mejora importante. Pero a pesar de todo esto, hemos logrado crecimientos importantes en nuestro negocio. Nuestra cartera de banca empresa ha crecido 30 %. Nuestro enfoque ha estado principalmente en créditos productivos, pequeña y mediana empresa. A final del año pasado se logró un acuerdo de pensiones, lo que ayudó a generar más estabilidad y a revertir la tendencia negativa de las calificaciones de riesgo del país. Nos sacaron ya de la categoría de default selectivo, pero aún no volvemos a los niveles anteriores, hay mucho trabajo para hacer.
¿Y con qué obstáculos internos se encontraron?
Cultura interna, la de Citi era diferente a la de Cuscatlán, hemos trabajado mucho en capacitaciones, sobre todo en servicio al cliente. Lanzamos nuestros valores. También ha habido retos técnicos importantes, hemos iniciado el proceso de cambio de todas nuestras plataformas informáticas, estamos adquiriendo sistemas nuevos, actualizando y modernizando la plataforma, nuestro sistema digital para tarjetas de crédito, manejo de depósitos, de cajeros automáticos, de llamadas telefónicas y servicio al cliente. Estamos implementando alrededor de 15 proyectos y lo estamos haciendo en tiempo récord. Esperamos terminar todas las migraciones y sistemas nuevos con la última tecnología disponible a principios del próximo año.
¿Han logrado mejoras en los indicadores?
Se han mejorado los indicadores financieros, como los índices de liquidez, de cobertura de reservas, de rentabilidad, todos han mejorado desde la adquisición del banco. Lo mismo ha sucedido con solvencia patrimonial.
¿Cuánto han crecido desde la adquisición?
Hemos crecido un 30 % en las carteras de crédito para el sector productivo, alrededor del 68 % en el segmento pyme, y hemos mantenido nuestros créditos al sector consumo. Los créditos productivos son los que dinamizan la economía y los que el país necesita para impulsar el crecimiento. También hemos relanzado los créditos para adquisición de vivienda, hemos colocado $20 millones desde que se adquirió el banco. Los depósitos han crecido de manera importante, lo que demuestra la confianza del público, han crecido un 12.9 % de diciembre de 2016 a la fecha. Hemos ido al mercado de valores y emitido títulos de largo plazo por $145 millones, nos da fondeo estable de largo plazo para acompañar el crecimiento de los créditos. También hemos incrementado los financiamientos de corto plazo para apoyar al sector exportador, con $47 millones, y $55 millones adicionales aprobados para promover el negocio de las pymes en los próximos cinco años, con instituciones extranjeras que creen en el modelo del banco.
¿Cuál ha sido la experiencia de operar con el marco legal salvadoreño, y en el contexto de cambios en el entorno para el sector bancario de los últimos dos años?
Nos sentimos muy contentos de lo que hemos logrado porque ha sido en un ambiente que no es el más favorable para el crecimiento. Los impuestos han afectado al sector, ha bajado la rentabilidad de la banca y ha encarecido y desincentivado la utilización del sector financiero. Algunos de estos impuestos los pagan directamente los usuarios, como las transacciones en cuentas corrientes y de ahorro. Estamos
trabajando con el Gobierno para promover reformas a los impuestos a las operaciones bancarias, que incentiven la utilización de El Salvador como una plataforma financiera. Si se eliminaran ciertos impuestos a las transferencias internacionales o al manejo de cuentas el país sería una plaza para la economía regional, por estar dolarizados tenemos una ventaja que no estamos aprovechando, principalmente por el tema de los impuestos a las transacciones bancarias.
¿Y los efectos de la baja en la calificación crediticia en el país?
En general afecta a la banca porque encarece la emisión de títulos valores, el referente siempre es el bono soberano y al bajar la calificación de país encarece el bono soberano, el país debe pagar más, al igual que todos los emisores salvadoreños. Incrementa el costo del financiamiento.
¿Ustedes cómo lo han manejado?
Con una mezcla de crecimientos entre depósitos locales y los financiamientos del exterior. Hemos bajado la utilización de la línea en el exterior.
El Fondo Monetario Internacional recomendó recientemente que el país cree una reserva adicional para el sector bancario, ¿creen que se necesita esto?
Hemos estado trabajando con el Banco Central de Reserva (BCR) y con la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) para desarrollar mecanismos para que haya un prestamista de última instancia, pero no creemos necesario un fondo de reserva adicional. El convenio entre el BCR y el BCIE (firmado la semana pasada, por $200 millones) sí viene a beneficiar en este sentido. Son líneas de crédito “stand by” que solo se usarían en caso de necesidad. Esto y una activación del mercado de créditos interbancarios crearían mecanismos para sortear cualquier problema o necesidad de liquidez adicional. El mercado interbancario está inactivo desde que se aprobó el impuesto a las transacciones financieras, porque las operaciones se encarecieron demasiado. En eso están de acuerdo tanto la superintendencia como el BCR. Un fondo de reserva adicional lo que haría es encarecer el crédito.
¿Se espera un requerimiento adicional en el encaje bancario con la cercanía de las elecciones presidenciales?
No prevemos mucho movimiento. Cada vez es menos la volatilidad en los depósitos por temas electorales. Últimamente los depósitos han incrementado, probablemente por el aumento en las remesas familiares. Pero también hay mayor madurez política. La democracia se está consolidando, ha habido alternabilidad, y eso crea menos volatilidad en elecciones. Tenemos entendido que no se está previendo una reserva adicional, lo hemos hablado con la superintendencia y el Banco Central, el sistema está sólido y no creemos que habrá contracción en la liquidez.
Además de la parte impositiva, ¿qué otras reformas cree que se requieren para potenciar el crecimiento del sector bancario?
También hay reformas importantes que se pueden hacer a la Ley de Bancos, en el tema de la firma digital, que fue aprobada pero aún está en proceso de ser normada. Hay oportunidad para adaptarnos a las nuevas tecnologías y tendencias, aún hay mucho trámite que se sigue haciendo desde 20 años, porque la legislación así lo exige. Vemos una oportunidad en la posibilidad de abrir cuentas por internet, para que aun salvadoreños en el exterior puedan tener cuentas en bancos salvadoreños.
La bancarización en el país es aún baja, apenas superior al 20 %, ¿qué hace falta para que aumente?
Son importantes los cambios en la legislación, agilizar los mecanismos para que la gente pueda bancarizarse. Es fácil comprar un celular, pero no abrir una cuenta bancaria. Creemos que un paso positivo es la reforma para apertura de cuentas simplificadas. Menos papel y más digital, la digitalización de la banca, esa es la clave.
¿Cuáles son sus perspectivas para el futuro cercano, sus metas de crecimiento?
Estamos positivos. Los motores de la economía salvadoreña en la mayoría de sectores están creciendo, está pasando con la exportación, con la industria, con la construcción, hay nuevos proyectos, se ve un dinamismo que obviamente en la medida que se mejore el ambiente para la inversión, puede mejorar más. Pero aun con las condiciones actuales se tiene un plan muy agresivo de crecimiento muy agresivo. Cuando se adquirió el banco había activos por $1,200 millones y esperamos llegar a los $2,000 millones. Le estamos apostando a que la economía mejorará, vemos oportunidad y necesidad de servicios financieros en las pequeñas y medianas empresas.
¿En qué basarán sus estrategias de crecimiento?, ¿cómo ven la competencia de los nuevos canales financieros, como el dinero electrónico o las transferencias a través de celulares?
Entre nuestros planes está la penetración de la banca digital. Este año lanzamos nuestra nueva plataforma que incluye celulares, tabletas, computadoras, y permitirá hacer más operaciones que las que tradicionalmente ha ofrecido la banca en línea. Vemos potencial en transferencias por celulares, así como las ACH en línea, para hacer transferencias instantáneas entre bancos, por ejemplo, para pagar créditos. Vemos una gran oportunidad de que la gente use menos sucursales y use más la banca electrónica. Estamos explorando cómo hacer transacciones a través de redes sociales. Creemos que ese es el futuro, hay mucho camino por recorrer pero estamos haciendo todo lo necesario para lograrlo.
¿Cuál es la previsión de crecimiento para este año?
Estimamos crecer entre el 8 % y el 10 % que es bastante bueno si se considera que la economía crece 2 %. Estamos entrando a segmentos que Citi había dejado de atender y ahora como Cuscatlán lo estamos haciendo, por ejemplo, con las pymes, vivienda, créditos de largo plazo para inversión y expansión del sector productivo.
“Los impuestos han afectado al sector, ha bajado la rentabilidad de la banca y ha encarecido y desincentivado la utilización del sector financiero, algunos los pagan los usuarios, como las transacciones en cuentas corrientes y de ahorro”.
“Hemos estado trabajando con BCR y SSF para desarrollar mecanismos para que haya un prestamista de última instancia, pero no creemos necesario un fondo de reserva. El encaje ya es grande, un fondo de reserva adicional encarecería el crédito”.