Sugieren cuido del suelo ante la escasez de agua en café
Experto recomendó el manejo del suelo para mitigar los efectos del cambio climático. Esta medida resultaría en más productividad.
El manejo del suelo utilizando residuos puede ser una apuesta para enfrentar la erosión y la falta de agua en el cultivo del café, sobre todo porque permite aprovechar el “agua verde”, que es aquella que se encuentra en la lluvia, en la humedad de los suelos y en las plantas; está en la mayor parte del planeta. “Tenemos que tratar de controlar el agua y la erosión en las fincas con la gestión de los residuos, manteniendo los suelos cubiertos, esto no es solo las hojas de los árboles que caen, sino que también se pueden sembrar las plantas con ese fin”, explicó Kraig Kraft, conferencista de la Cumbre Mundial de Ciencias del Café, que concluyó ayer.
Cosechar la materia orgánica y utilizarla para cubrir los alrededores del tronco del café. También existe un método llamado arvense que consiste en dejar más espacio entre los surcos de café y sembrar ahí otras plantas, como gramínias o leguminosas.
Esto mantiene la humedad en el suelo y provee materia orgánica para alimentar el “edafón”, es decir, los nutrientes que componen el suelo. Las técnicas también permiten preservar la temperatura fresca del suelo y la humedad, aunque aumente la temperatura del ambiente. En El Salvador hay fincas que ya utilizan estas prácticas.
“Un manejo pobre de los suelos resulta en suelos no saludables, y aumenta la vulnerabilidad al cambio climático. Todos sabemos que los productores son los primeros en sentir los efectos del cambio climático”, aseveró el conferencista.
“También sabemos que, como región, Centroamérica tiene de los niveles más altos de riesgo de impactos de efectos futuros de cambio climático, como de aumentos en la temperatura y de efectos climáticos más frecuentes”, agregó.
El Salvador es de los países más vulnerables, ya que el 75 % de los suelos presentan problemas de erosión y más de 10,000 kilómetros cuadrados –de los 21 que posee el país– tienen posibilidades de ser afecta-
“Un manejo pobre resulta en suelos no saludables, y aumenta la vulnerabilidad al cambio climático (...) los productores son los primeros en sentir los efectos”.
KRAIG KRAFT,
CONFERENCISTA DE LA CUMBRE DE CIENCIAS DEL CAFÉ
“La resistencia durable es la que continúa siendo efectiva en una variedad cuando se cultiva en una gran superficie, por mucho tiempo, donde el patógeno se siente bien”. JUAN CARLOS HERRERA, CONFERENCISTA DE LA CUMBRE DE CIENCIAS DEL CAFÉ
dos por sequías, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).
Kraft explicó que el manejo adecuado de los suelos también requiere de inversión por parte de los caficultores, sobre todo porque se incrementa el costo de la mano de obra, y esto puede llevar a más productividad. No obstante, agregó que aún no hay un incremento significativo en los ingresos para los productores. Concluyó que el reto de la rentabilidad es central para alcanzar un café sostenible.
“Muchos de nuestros problemas se resolverían si las fincas fueran más rentables (...) si se pudiera hacer más dinero con el café, habrían más jóvenes involucrados, ¿por qué es que no se puede renovar?, porque no hay suficiente dinero para invertir”, apuntó.
RESISTENCIA A LA ROYA
Juan Carlos Herrera, experto en roya, expuso sobre el uso de híbridos resistentes. Explicó que existen nueve genes de resistencia a la roya en el café, pero solo se ha identificado la secuencia de una.
Explicó que la roya rompe la resistencia de las nuevas variedades que se desarrollan cuando estas empiezan a ser utilizadas masivamente, y, a diferencia de los cereales, el café no es un cultivo que se renueva anualmente. Herrera señaló la urgencia de desarrollar más conocimiento sobre el café y el patógeno.
“La eficiencia de los genes R (resistencia) conocidos en las variedades comerciales está llegando a su límite. Es necesario replantear una estrategia a futuro”, agregó.
La meta es llegar a la “resistencia durable”, que es la que se mantiene en el tiempo aun en un cultivo grande y con las condiciones para que la roya se dé.
Sin embargo, agregó que la variedad no lo es todo; sino que es solo una de tres barreras que un productor puede tener. Otra es las prácticas de cultivo, como intentar manejar el clima del café y la densidad.
En el caso de la caficultura que le apunta a la calidad, el tema se vuelve complejo. Los híbridos de porte bajo, resistentes, no tienen ese alto potencial de variedades tradicionales, como el borbón, que se siembra en El Salvador.
En este caso, recomendó poner especial atención en las prácticas agrícolas para manejarlos, aunque no resisten la plaga.