La mazorca de los primeros ex ten sionistas se está desgranando
La extensión agrícola se inició en 1949 por iniciativa del señor ministro de ese entonces, don Roberto Quiñónez, quien la había visto funcionar exitosamente en Estados Unidos. Esta se logró con el apoyo del Punto 4 que se inició en El Salvador, bajo la dirección del señor Nick de Baca y de don Eduardo Montenegro. Se originó estableciendo las primeras agencias de extensión agrícola en Armenia, a cargo del agrónomo José Pérez Guerra (Q.D.D.G.), quien luego de agente ascendió a supervisor, subdirector y por muchos años director del Servicio de Extensión Agrícola.
Otra agencia fue establecida en San Francisco Gotera, Morazán, a cargo del agrónomo Ernesto Chacón (Q.D.D.G.), quien años después se retiró, para volverse empresario avicultor, cultivador de plátano en Sonsonate. Ernesto falleció el año pasado. La tercera agencia fue establecida en la ciudad de Chalatenango, no recuerdo el nombre del primer agente destacado en ese lugar, pero sí que en una de sus visitas al campo fue arrastrado por el río Tamulasco en pleno invierno. La cuarta agencia se estableció en Zacatecoluca, La Paz, a cargo del agrónomo Jaime Chacón Platero (Q.D.D.G.), quien dado su eficiente trabajo en esa zona costera fue ascendido a subdirector de Extensión Agrícola, para luego terminar por muchos años como gerente del Instituto de Colonización Rural (ICR), hoy ISTA.
De los viejos extensionistas de aquella época, dado que la mazorca se ha venido desgranando con los últimos fallecimientos de Jaime Chacón Platero, José Pérez Guerra, Ernesto Chacón, Carlos Homberger, José Luis Saleh; los únicos granos que van quedando adheridos al olote de la mazorca, son: Adrián Chacón, Armando Márquez, Víctor Moreno Villa (encargado de los clubes 4C), y mi persona, que por gracia de Dios seguimos activos. Adrián y Armando dedicados a sus empresas agrícolas; Víctor a sus actividades personales y, yo, externando mis modestos conocimientos a través de medios masivos de comunicación como son LA PRENSA GRÁFICA, El Diario de Hoy, El Mundo y algunos canales de TV.
Bien recuerdo la extensión agrícola que iniciamos bajo el lema de enseñar a la gente del campo a mejorar sus condiciones de vida, usando los recursos que ya disponían, pero utilizando las ideas novedosas que los extensionistas les transmitíamos. Así, empezamos a enseñar sobre la cría de aves en confinamiento; la multiplicación de plantas por injertos y acodos; el uso de mejores variedades de semilla, incluyendo los híbridos; la henificación y el ensilaje; el uso de los fertilizantes y plaguicidas para proteger los cultivos y los animales de plagas y enfermedades; la conservación del suelo; la elaboración de abonos orgánicos, etcétera.
En aquel tiempo se trabajaba de día y de noche, ya que después de las ocho horas laborales, haciendo uso de unidades móviles equipadas con parlantes y proyectores de cine nos trasladábamos a los cantones a ofrecer pláticas y proyectar películas alusivas al agro en general. Cabe mencionar que no recuerdo que por ello reclamáramos horas extras, pues lo hacíamos por mística y el deseo de trasladar nuestros conocimientos a las familias del campo.
Con los hijos de los agricultores, organizábamos los clubes 4C (cabeza, corazón, conocimiento y cooperación). Si un agricultor era reacio en aceptar una nueva técnica, la introducíamos con un pequeño lote demostrativo a cargo de su hijo miembro del 4C y luego el padre se convencía. Nosotros no regalábamos nada. Solamente transmitíamos conocimientos, que al llevarlos a la práctica, el agricultor se convencía de sus bondades y buscaba la forma de conseguir el financiamiento para ampliar sus proyectos. Pienso que la extensión agrícola es de esas actividades que se ha venido modificando con el tiempo está cambiando sus verdaderos objetivos y está a un paso de extinguirse. Los más de 800 agroservicios que existen en el país prácticamente la han desbancado.