Trump ha separado a 2 mil niños de sus padres en frontera
La política de “tolerancia cero” en la frontera está colapsando los albergues para menores migrantes. En solo seis semanas, las separaciones se han disparado.
Mientras arrecian las críticas, el Gobierno de Estados Unidos reconoció ayer que ha separado a al menos 2,000 niños de sus padres en la frontera entre Estados Unidos y México. Esto, en el marco de lo que llama política de “tolerancia cero” con la inmigración ilegal y que es en realidad una maniobra para desincentivar la llegada de indocumentados al país.
Entre el 19 de abril y el 31 de mayo –algo menos de seis semanas–, 1,995 niños fueron arrebatados en la frontera a sus padres.
Los 1,940 progenitores fueron procesados con cargos criminales. Las cifras las dieron ayer altos funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional en una rueda de prensa telefónica con periodistas.
La administración de Donald Trump responsabiliza a los demócratas de una situación que está generando gran alarma en Estados Unidos y la utiliza para presionar al Congreso para que apruebe la reforma Sábado 16 de junio de 2018 restrictiva que mandatario.
“Los demócratas forzaron esa ley en el país”, dijo ayer Trump en una entrevista con Fox News. “Yo odio que se lleven a los niños. Los demócratas tienen que cambiar su ley. Es su ley”, insistió.
Lo cierto es que no es la ley, sino el procedimiento al aplicarla, lo que conduce a que los menores sean separados de sus padres.
Según la ley, los menores hallados en la frontera deben ser tratados como menores no acompañados si sus padres son detenidos y acusados de cargos criminales, y eso significa que los niños quedan bajo custodia del Gobierno hasta que se les asigna un tutor.
Hasta ahora, a los indocumentados detenidos tras cruzar la frontera se les imputaban cargos civiles, pero el fiscal general del Estado, Jeff Sessions, dio orden de que al cien por ciento se les apliquen ahora cargos criminales, lo que lleva a que quiten a los niños a quien los tenga al enviarlos a un centro carcelario.
La entrada ilegal (en el país) es un crimen, reiteró Sessions el jueves. El ultraconservador fiscal general anunció el cambio de criterio persigue el el pasado 7 de mayo, pero el Departamento de Justicia ya había dicho en abril que iba a perseguir criminalmente cada uno de los cruces fronterizos ilegales. “A quien cruce la frontera ilegalmente, lo procesaremos. Es así de simple”, manifestó Sessions en mayo. “A quien introduzca ilegalmente a un niño, lo procesaremos y lo separaremos de ese niño como requiere la ley. A quien no le guste esto, que no meta ilegalmente a niños a través de nuestra frontera”, dijo. Los funcionarios que hablaron ayer con la prensa bajo petición de no desvelar sus nombres dijeron que los procesamientos se han doblado respecto a antes de la implementación de loms icgarmatboiroisa, pero que todavía
“La entrada ilegal (en el país) es un crimen. A quien introduzca ilegalmente a un niño, lo procesaremos y lo separaremos de ese niño como requiere la ley. A quien no le guste esto, que no meta ilegalmente a niños a través de nuestra frontera”. JEFF SESSIONS, FISCAL GENERAL DE ESTADOS UNIDOS
están lejos de haber llegado al cien por ciento. Evitaron responder a la pregunta de por qué están priorizando a familias frente a indocumentados adultos que llegan solos.
John Kelly, el jefe de gabinete de Trump, admitió en una entrevista en mayo que esta es una medida de disuasión de la inmigración ilegal.
AMPLIA CONDENA
La separación de familias ha sido condenada por organizaciones de derechos civiles y de derechos humanos, por el Partido Demócrata, líderes religiosos y Naciones Unidas.
“Cruel” y “despiadada” son dos de los adjetivos más frecuentes que recibe esta política, que a menos de cinco meses de las elecciones legislativas de medio mandato encuentra también críticas en legisladores republicanos que buscan la reelección.
Un grupo de ellos ha incluido la premisa de que los niños permanezcan junto a los progenitores detenidos en la frontera, en uno de los dos proyectos de ley migratoria presentados por republicanos que se votarán la semana que viene en la Cámara de Representantes.
Es la que se conoce como propuesta de compromiso, negociada entre legisladores republicanos conservadores y moderados. La otra es una propuesta muy dura en materia migratoria.
Para entrar en vigor, toda ley aprobada en el Congreso necesita la firma del presidente y este tiene poder de veto. Trump echó ayer un jarro de agua fría sobre esos republicanos al asegurar no apoyará el texto.
Pero fuentes de la Casa Blanca aseguraron que el mandatario se había equivocado.