Caravana pide el desarme de grupos en Nicaragua
El papa Francisco animó ayer el “esfuerzo” de los obispos y de “muchas personas de buena voluntad” que median en la crisis en Nicaragua.
Centenares de personas a bordo de autos, motos, camionetas y furgonetas marcharon ayer por las calles de Managua para exigir el desarme de los grupos irregulares afines al Gobierno que, según opositores, atacan las manifestaciones pacíficas en medio de la actual crisis sociopolítica. Esta caravana de vehículos, que tiene como lema “Managua no olvida, Nicaragua no se rinde”, es “por el desarme de los escuadrones de la muerte”, explicó en una declaración la Articulación de Movimientos Sociales y Organismos de la Sociedad Civil, que convocó a esa manifestación.
A su paso por barrios populares de Managua, numerosos conductores hicieron sonar sus bocinas, lanzaron proclamas en favor de los estudiantes y manifestantes antigubernamentales y contra el Gobierno, y levantaron los puños en señal de victoria.
Por su parte, centenares de peatones y pobladores de todas las edades salieron de sus casas con enseñas azules y blancas, propias del emblema nacional, y con cacerolas para permanecer en las aceras de sus viviendas y dar un caluroso apoyo a la caravana.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y organismos humanitarios nicaragüenses han responsabilizado al gobierno de Daniel Ortega de graves violaciones a los derechos humanos en el marco de la actual crisis, que ha causado ya al menos 285 muertos, según organismos humanitarios.
Las violaciones incluyen “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidas en contra de la población mayoritariamente joven del país”, lo que ha sido rechazado por el Gobierno de Nicaragua.
La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) denunció en un informe que policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos de choque oficialistas “hacen uso de arma de guerra no justificado, con francotiradores, contra ciudadanos que protestan cívica y pa-
El papa Francisco animó ayer el “esfuerzo” de los obispos y de “muchas personas de buena voluntad” que median en la crisis en Nicaragua y testimonian el proceso de diálogo nacional “por la vía de la democracia”.
“Renovando mi oración por el amado pueblo de Nicaragua, deseo unirme a los esfuerzos que están cumpliendo los obispos del país y de muchas personas de buena voluntad en su rol de mediación y de testigos en el proceso de diálogo nacional en curso por la vía de la democracia”, dijo tras el Angelus ante la plaza de San Pedro.
Francisco recibió el sábado al cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, y al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quienes le relataron la “dolorosa” situación que atraviesa el país, aunque está “muy bien informado”, explicó a Efe el purpurado.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua, cíficamente”.
Nicaragua suma ya 75 días de crisis sociopolítica.
LA IGLESIA COMO PROTAGONISTA
La Iglesia católica, representada por varios de sus obispos, se ha convertido en protagonista. Además de mediar en el diálogo, los obispos han viajado a ciudades sitiadas para intentar persuadir los estallidos de violencia, sobre todo en zonas como Masaya.
La violenta crisis, que ha causado 285 muertos (los organismos humanitarios han confirmado al menos cuatro muertos más) en Nicaragua, se debe a que se han “desatado fuerzas tenebrosas que siembran el terror y la muerte” en que ha mediado en la liberación de algunos jóvenes detenidos tras las propuestas, ha propuesto al presidente Daniel Ortega adelantar las elecciones generales.
“Renovando mi oración por el amado pueblo de Nicaragua, deseo unirme a los esfuerzos que cumplen los obispos del país”. PAPA FRANCISCO
el país, dijo, por su lado, el obispo nicaragüense Silvio Báez, uno de los más activos en el esfuerzo por lograr acuerdos que pongan fin a la crisis actual.
“El Señor ha llorado abundantemente en Nicaragua en estos dos meses cuando se han desatado fuerzas tenebrosas que siembran el terror y la muerte en nuestros barrios, en nuestras ciudades, en nuestros caminos”, señaló el religioso durante una homilía en la Catedral Metropolitana de Managua.
“Dios ha llorado abundantemente en estos meses en que la represión violenta y criminal se ha ensañado” en Nicaragua, afirmó el también obispo auxiliar de Managua.
Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno, Rosario Murillo, y una de las principales asesoras de Daniel Ortega, ha atribuido la crisis que sufre el país a una invasión de “espíritus malignos que quieren el mal y quieren que reine el mal en Nicaragua”.
El grito de “Nicaragua no olvida, Nicaragua no se rinde” se ha ganado su espacio en la historia contemporánea.