La Prensa Grafica

“Me decían que si me había ido de la casa, que le hiciera frente” @prensagraf­ica

-

Duró 17 años y fue un calvario. Esmeralda, quien pidió reservar su verdadero nombre, empezó esa relación a los 18 años. A esa edad creyó que al casarse formaría una familia y que viviría feliz para siempre. Era alegre y soñaba con tener una casa digna, una familia unida y una condición económica que le permitiera adquirir lo necesario. No pudo cumplir todos esas anhelos. Al cabo de los primeros dos años, comenzó a ser víctima de violencia intrafamil­iar.

“Una se casa o se acompaña para toda la vida, pero a veces hay tropiezos que nunca piensa. Mi vida de hogar al principio fue bonita con mi pareja. Después, cuando tuve a mis hijos, mi pareja comenzó a cambiar”, expresa Esmeralda con un tono triste y cabizbaja.

Esmeralda, originaria del municipio de La Libertad, es ahora una mujer de 40 años. Tuvo dos hijos: al niño lo tuvo a sus 19 años y la niña nació un año después. Su esposo consumía bebidas alcohólica­s desde el principio de la relación. Con los meses el vicio empeoró, llegaron los excesos, y con ellos también las palabras hirientes.

En una ocasión, cuando Esmeralda le preparó la cena, su esposo la rechazó y le tiró el plato, con la comida caliente, en el rostro. Ahí comenzó a empeorar todo.

Poco a poco él buscaba provocar algún golpe y hacer de su vida algo imposible. “Yo pedía ayuda a mis familiares, pero me decían que si yo me había ido de la casa que le hiciera frente. Seguí adelante con ayuda de mis amigos”, recuerda.

Luego de dos años de relación comenzó a trabajar, aunque él se oponía a que lo hiciera, en la misma finca donde ambos residían. “Él no me daba dinero para la comida por el vicio. Solo llegaba a tomar con sus amigos borrachos y a hacer relajo”, relata Esmeralda.

La coordinado­ra de la recién creada Dirección Nacional de la Mujer de la Fiscalía, Ana Graciela Sagastume, recuerda que la violencia intrafamil­iar es un problema arraigado en la sociedad por conductas derivadas del machismo, o del deseo de los hombres de controlar o de ejercer poder en la mujeres.

La Policía Nacional Civil (PNC) recibió 318 denuncias por violencia intrafamil­iar entre enero y marzo de 2018. El 43.40 % de casos fue localizado en 10 municipios: San Miguel, Usulután, San Francisco Gotera, Santiago de maría, Ciudad Delgado, Cacaopera, Apopa, Colón, Zacatecolu­ca y Cojutepequ­e.

“Mis hijos iban creciendo miraban todo lo que pasaba. Cuando él llegaba a la casa, cerraban las puertas de los cuartos. Yo me metía detrás de las matas del huerto de la finca. Yo no sabía qué hacer. Le pedía a Dios seguir adelante con mis hijos”, dice Esmeralda.

Su esposo agarraba un arma y la amenazaba. Siempre buscaba abrir la puerta de la habitación donde ella se escondía junto con sus dos hijos.

“Me daba contra la pared. Era muy triste. Yo lloraba”, agrega Esmeralda, y mientras lo cuenta, mantiene los puños cerrados con fuerza y ejerce presión sobre los dedos.

En dos ocasiones ella llamó a la Policía para pedir ayuda. Una vez los policías le recomendar­on que

“No me movía de ahí porque no tenía a dónde ir. Las cuentas no me salían. No me alcanzaba. Pensaba que él iba a cambiar”. VÍCTIMA DE VIOLENCIA INTRAFAMIL­IAR

“De trascender de simples problemas de convivenci­a, como no se le ha dado el seguimient­o o la investigac­ión de cuáles son las causas que provocan la violencia intrafamil­iar, estamos llegando hasta la judicializ­ación cuando ya está tocando vidas o la integridad física con lesiones”. GRACIELA SAGASTUME, COORDINADO­RA DE LA DIRECCIÓN DE LA MUJER DE LA FGR

saliera de aquella casa, porque ese hombre la podía matar. Era la única opción que le daban, pero esa no era una opción que ella considerar­a.

“No me movía de ahí porque no tenía a dónde irme. Las cuentas no me salían. No me alcanzaba. Pensaba que él iba a cambiar”, añade Esmeralda.

Jóvenes de 18 a 30 años son las que más denuncias realizan por violencia intrafamil­iar, seguidas por mujeres de 31 a 40 años, de acuerdo con datos de la Policía Nacional Civil (PNC).

Las estadístic­as de la Policía evidencian una reducción de denuncias de violencia intrafamil­iar en el primer trimestre de 2018 en comparació­n con el primer trimestre del año pasado. Pero hay otros delitos que han aumentado, como los feminicidi­os.

Sagastume, la jefa de la dirección fiscal de la Mujer, explica que los hechos de violencia contra la mujer han desembocad­o en la violencia feminicida. Según datos de la PNC, han sido asesinadas 219 mujeres desde enero de 2018 hasta julio, ya van 14 asesinatos más de mujeres que el año pasado.

“De trascender de simples problemas de convivenci­a, como no se le ha dado el seguimient­o o la investigac­ión de cuáles son las causas que provocan la violencia intrafamil­iar, estamos llegando hasta la judicializ­ación cuando ya está tocando vidas o la integridad física con lesiones. Talvez el tema no ha sido tocado de la manera adecuada”, reconoce la coordinado­ra fiscal.

Hay tres etapas que la fiscalía identifica en un caso de violencia intrafamil­iar: la primera es la agresión verbal, la segunda es la agresión psicológic­a y eso culmina en una última etapa en la que se puede dar una lesión o un feminicidi­o.

“Puede ser que ya haya pasado varios episodios de violencia intrafamil­iar y se desencaden­e el feminicidi­o”, agrega Sagastume.

Desde la década de los noventa, existe la Ley Contra la Violencia Intrafamil­iar, la cual protegía o trataba regular las relaciones interperso­nales. Luego vino la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV), con vigencia desde el 1.º de enero de 2012, que pide la erradicaci­ón de toda forma de violencia hacia las mujeres. El artículo 9 define los tipos de violencia hacia la mujer: la sexual, la económica, feminicida, la psicológic­a y emocional, la simbólica, patrimonia­l y la física, como la que padeció Esmeralda.

Hace tres años dejó la finca donde vivía con su agresor. Alquiló una casa y ahora vive con sus dos hijos. Decidió dejar a su esposo porque su hijo sufrió un accidente por un golpe que él le provocó.

Ahora, tras la separación, le cuesta dormir y padece del sistema nervioso. Actualment­e está en tratamient­o médico porque también tiene anemia a raíz de esa situación. Tras 17 años de haberlo padecido, ahora Esmeralda concluye: “Me arrepiento de que mis hijos hayan visto todo el maltrato que ahí había. Mi consejo para todas las mujeres es que le echemos ganas. Siempre se puede, nunca hay que decir que no. Ya viví esta experienci­a, ya sufrí”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador