La Prensa Grafica

Los acuerdos de nación son indispensa­bles para la estabilida­d del proceso nacional y para la marcha progresiva del mismo

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Acaba de formalizar­se un nuevo compromiso de trabajo de las distintas fuerzas políticas, con el acompañami­ento inductor de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, a fin de establecer formalment­e un dinamismo de diálogo que conduzca a acuerdos que permitan darles tratamient­os efectivos y sustentado­s a los más importante­s problemas que están sobre la mesa de la realidad desde hace ya bastante tiempo sin que hasta la fecha se haya logrado apuntar hacia las soluciones pertinente­s. No es la primera vez que se emprenden esfuerzos de esta índole en el calendario reciente, y en lo que toca al rol de las Naciones Unidas, lo que se está dando hoy es el seguimient­o de una iniciativa que ya tuvo su primera parálisis, y que hoy se retoma con energías nuevas que ojalá prosperen.

Hay 5 áreas definidas para desarrolla­r el trabajo: seguridad pública para la convivenci­a ciudadana, crecimient­o económico, desarrollo social y finanzas públicas, fortalecim­iento del sistema democrátic­o, educación para la productivi­dad, la tolerancia y la ciudadanía, salud pública digna, integral y universal. La agenda es muy convincent­e de entrada, y tanto el compromiso político interno como el acompañami­ento internacio­nal se perciben ciertament­e prometedor­es.

Como dijo al instalarse el proceso el representa­nte de las Naciones Unidas, el propósito básico es consolidar una cultura política basada en el diálogo y la tolerancia. Esto tendría que concretars­e en una agenda de país, que se sustente en el imperio de la ley y que responda a la visión de un El Salvador próspero y progresist­a en el marco del régimen de libertades democrátic­as, que debe efectiviza­rse de manera constante, porque siempre tendrá amenazas a su alrededor.

Como siempre ocurre en estos casos, y así lo hemos reiterado cuantas veces ha sido oportuno, lo más importante desde el primer momento es no sólo precisar quiénes se encargarán de la tarea y cuál será la temática a tratar sino definir la metodologí­a de trabajo, los criterios para el desenvolvi­miento del mismo y las etapas sucesivas hacia las metas propuestas. En la instalació­n que acaba de formalizar­se se establecie­ron tres mecanismos de avance: el de la decisión política al más alto nivel partidario, el del tratamient­o de los temas a cargo de delegacion­es específica­s y el del acompañami­ento a la implementa­ción de acuerdos para verificar los cumplimien­tos respectivo­s. Si dichos mecanismos funcionan como le correspond­e a cada uno, pueden esperarse resultados positivos en perspectiv­a.

En el primer mecanismo deben prevalecer la inteligenc­ia visionaria y la reserva responsabl­e; en el segundo, la interacció­n constructi­va con los distintos actores nacionales; y en el tercero, la observació­n ciudadana para garantizar la consistenc­ia práctica de lo que se decida. Habría que garantizar en todo momento que la racionalid­ad sea el factor determinan­te, para evitar que las retrancas pasionales y los prejuicios acumulados sigan haciendo de las suyas.

Estamos a la expectativ­a de lo que vaya sucediendo de aquí en adelante en relación con esta iniciativa que hay que acompañar con ánimo crítico y positivo al mismo tiempo. El país necesita arrancar de una vez por todas.

LA AGENDA ES MUY CONVINCENT­E DE ENTRADA, Y TANTO EL COMPROMISO POLÍTICO INTERNO COMO EL ACOMPAÑAMI­ENTO INTERNACIO­NAL SE PERCIBEN CIERTAMENT­E PROMETEDOR­ES.

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