CALOR EXTREMO SECA LOS HUERTOS EN LAS ESCUELAS
La falta de precipitaciones también afecta a las granjas estudiantiles, pues los animales y árboles mueren y los pozos están sin agua.
Un aire caliente sopla en el patio del Centro Escolar Doctor José Antonio Quiroz, ubicado en el cantón El Jute, San Miguel. El viento levanta una nube de polvo que es respirado por los alumnos del plantel. Es casi mediodía y un par de estudiantes toman sus regaderas y comienzan a rociar agua sobre unas plantitas de chile verde, chipilín, frijol y tomate de su huerto escolar, para tratar de que estas no sucumban ante las altas temperaturas y la falta de agua lluvia. “Nosotros los regamos todos los días, en la mañana y al mediodía, antes de irnos para la casa. Algunas plantas ya se secaron, pero esperamos que las que han quedado logren darnos los vegetales para llevarlos para la casa”, cuenta Héctor, uno de los chicos encargados del huerto.
Cecilia de Carmen Cruz, la subdirectora de este centro escolar, cuenta que este año emprendieron la tarea de sembrar su propio huerto, por lo que prepararon un espacio en el patio del plantel, con el apoyo de un ingeniero agrónomo. Desde hace tres meses han cuidado los sembradíos, para poder obtener algunos vegetales que esperan compartir entre el alumnado.
Sin embargo, el huerto no se ha desarrollado como es debido, ya que varios plantíos se han secado por efecto del calor que no se logra contrarrestar con el agua que les ponen dos veces al día.
“Solo tenemos cinco plantitas de tomate, porque las demás se secaron. Hoy tenemos sequía y las plantas necesitan de agua lluvia para revivir”, afirma Cruz, y agrega que tienen la esperanza de que caigan un par de tormentas para que el huerto pueda recuperarse.
Al otro lado de la ciudad migueleña, los alumnos y maestros del Complejo Educativo Colonia La Confianza también se enfrentan al problema de la sequía prolongada, ya que en el lugar funciona una granja que se ha visto perjudicada por la falta de lluvias.
En este caso, los árboles frutales y ornamentales que hay en el terreno han botado las hojas y han dado escasos frutos y el pozo que sirve para regar las plantas y dar de beber a los animales no produce suficiente agua para cubrir todas las necesidades de la granja.
Gerry Rodríguez, director del complejo, explica que la falta de lluvias también perjudica a los animales, pues ya murieron 50 gallinas ponedoras, a causa de las altas temperaturas.