Estudiantes marchan en Nicaragua
Conmemoraron el Día del Estudiante en medio de la lucha que lideran en las calles.
Millares de manifestantes, en su mayoría jóvenes universitarios, salieron nuevamente ayer a las calles en Managua, la capital de Nicaragua, e insistieron en sus reclamos de “libertad” y “justicia”, pidiendo a la vez la renuncia del presidente Daniel Ortega. Los participantes fueron convocados por la Coordinadora Universitaria, que dirige las protestas contra el Gobierno desde abril, para conmemorar el Día del Estudiante, en recuerdo de una masacre de jóvenes por parte del régimen de Anastasio Somoza en la ciudad de León, el 23 julio de 1959.
Portando banderas azul y blanco de Nicaragua, los manifestantes recorrieron varios kilómetros por la carretera a Masaya desde la rotonda Jean Paul Genie hacia la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), en una céntrica zona de Managua.
“El Gobierno no es eterno, se tiene que ir”, dijo una capitalina que como muchos más lucía una pañoleta al cuello, con los colores de la bandera nacional.
“Desde Monimbó seguimos en pie de lucha”, afirmó un adolescente que se sumó a la protesta desde el barrio indígena de Masaya, donde el Gobierno expulsó días atrás a los manifestantes y ahora ejerce un férreo control con policías y grupos paramilitares.
Sonando bocinas y vuvuselas, varios jóvenes bailaban y cantaban mientras la marcha continuaba avanzando de forma pacífica. Muchas personas salían de sus casas y oficinas para saludarlos.
Mientras, grupos de motociclistas encapuchados se apostaron en la rotonda de Metrocentro, cercana a la UCA, donde culminaría la movilización.
También policías fuertemente armados se movilizaron en el mismo sector, confirmaron periodistas.
Tras conocerse el anuncio de esta marcha, el Gobierno convocó a otra manifestación en Managua para celebrar el Día del Estudiante y reclamar “justicia para las víctimas del terrorismo”, en alusión a una veintena de policías muertos durante las protestas.
La crisis se inició el 18 de abril y hasta la fecha ha dejado más de 350 fallecidos y al menos 2,100 heridos, en su gran mayoría jóvenes civiles, según organismos de derechos humanos independientes.
EL GOBIERNO SOLO RECONOCE 49 MUERTES.
En tanto, defensores de derechos humanos reportaron ayer la detención de Christian Fajardo y María Adilia Cerrato, dirigentes de la Alianza Cívica en Masaya, quienes fueron arrestados en Rivas, sur del país.
Fajardo era propietario de un hotel en Masaya que fue incendiado por presuntos paramilitares en mayo pasado, dijo su hermana Daniela Aguilar, al denunciar el arresto a una radio local.
Según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH, no gubernamental), al menos 700 personas han sido detenidas en los últimos tres meses, entre ellas varias a quienes el Gobierno acusa de ser “terroristas” por participar en protestas.
“Es casi una guerra civil. El nivel de riesgo es elevado en todo el país. Ha aumentado la inseguridad”. JOSEP BORRELL, MINISTRO DE EXTERIORES DE ESPAÑA
Por su parte, la dictadura de la familia Somoza en Nicaragua fue “menos cruel, perversa y criminal que la de (Daniel) Ortega”, afirmó ayer la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, Vilma Núñez.
La de los Somoza fue una “dictadura menos cruel, perversa, criminal que la de Ortega, (porque) ha cerrado los hospitales para que no atiendan a los estudiantes heridos”, dijo Núñez.
Según la presidenta del CENIDH, quien sobrevivió a la “masacre estudiantil” de hace 59 años en la ciudad de León (noroeste), la guardia del presidente Luis Somoza disparó en medio de una “desbandada” de manifestantes, y aunque hubo cuatro muertos, los hospitales abrieron sus puertas y el Gobierno atendió a los heridos.
“Habíamos caído en el juego de que este era el país perfecto (...) todo era parte de una farsa”. ERNESTO MEDINA, UNIVERSIDAD AMERICANA