Los cuadernos de un chofer exfuncionario kirchnerista revelan una red de sobornos que involucra a grandes empresarios argentinos.
“No sé por qué estoy detenido. Esto es un show mediático. Yo no pagué coimas (sobornos)”.
GERARDO FERREYRA, VICEPRESIDENTE DE LA COMPAÑÍA ELECTROINGENIERÍA Y UNO DE LOS DETENIDOS EN EL CASO
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De los innumerables escándalos de corrupción de los últimos años en Argentina, el que estalló esta semana es el de mayor impacto institucional y político. La bomba que hicieron explotar los obsesivos cuadernos de Óscar Centeno, chofer del exfuncionario kirchnerista Roberto Baratta, es muchísimo más agresiva. En la redada, que, a raíz BELICE GUATEMALA TEGUCIGALPA 26/16 PLL 26/16 PLL 31/18 PT MANAGUA
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SAN JOSÉ PANAMÁ de una investigación del periódico La Nación, dispusieron el juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli el miércoles 1.º de agosto por la madrugada, cayeron numerosos empresarios que, a pesar de ser contratistas consuetudinarios del Estado, no están integrados a una urdimbre de lealtades políticas. Imposible controlarlos. Imposible coordinarlos.
Ya en el origen de esta saga hay un anticipo de que su dinámica puede ser inmanejable. Un 36/25 PLL
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24/14 PT 17/10 PN ignoto chofer estatal, acaso presionado por las exigencias de una esposa despechada, que redacta en un inesperado diario íntimo, con solemnidad y rigor, las manualidades del delito. Se trata de un festival de sobornos que presenta otros dos rasgos que lo vuelven explosivo. Uno es la persuasiva verosimilitud de los manuscritos de Centeno. Narran desde los “depósitos” en el departamento de los Kirchner hasta el stock mensual de postres que demandaba el diabético diputado Julio De Vido en su heladera. Los cuadernos tienen una contundencia superior a cualquier transferencia multimillonaria a una cuenta suiza.
La otra característica de esta megacausa es que estará disponible la figura del arrepentido, legislada en noviembre de 2016. Los acusados pueden negociar con el fiscal el monto de la pena a cambio de ofrecer “datos precisos, comprobables y verosímiles”.
Bonadio y Stornelli están ante el caso más relevante de sus carreras, no solo por su trascendencia política e institucional, también porque esta investigación sobre corrupción, la más impactante de la historia nacional, desafía a una justicia federal bajo sospecha. A ellos se les ofrece la posibilidad de redimir a esa usina de impunidad en que se ha convertido desde hace décadas Comodoro Py.