Hablar de teléfonos y niños es motivo de controversia. Lo que marca la diferencia es la supervisión de los adultos.
Mientras que algunos tratan de retrasar al máximo el momento de comprarle el primer celular a su hijo, otros se lo regalan por la primera comunión. Pero, ¿qué es lo correcto? Los especialistas señalan que la decisión es de los padres, sin embargo, si se decide brindarle un celular antes de los 12 años es importante que se haga bajo supervisión.
Hablar de teléfonos celulares y niños es motivo de controversia. Es importante que los padres conozcan que hay una serie de buenas prácticas que pueden traer ventajas cuando un niño comienza a utilizar el celular antes de los 12 años.
Psicóloga facebook.com/centropeyde
Alejandra Rivera Con el fin de motivar y dar confianza a los niños, frecuentemente utilizamos el elogio, a veces tanto que el niño apenas hace algo y los padres entran en éxtasis, lo que es comprensible porque nos entusiasmamos por ellos, pero dependiendo en lo que nos enfoquemos y utilizarlo seguidamente, puede tener el efecto contrario al que deseamos.
Si como padres continuamente elogiamos la inteligencia del niño diciendo “muy bien, eres tan inteligente”, en el momento podemos aumentar su confianza, pero después esto también puede crear presión en el niño y miedo al fracaso, quiero decir, el niño se encuentra en un período de continuo aprendizaje y cuando no alcance un resultado deseado, el error le puede significar que no es tan “inteligente como papá y mamá dicen”. Cuando esto ocurre, difícilmente podrá manejar los fallos y se termina produciendo una baja tolerancia a la frustración, de modo que en lugar de hacer un esfuerzo extra, se da por vencido rápidamente y busca hacer tareas simples en las que haya garantía de que lo hará.
Hay elogios que ayudan, en ese sentido, será positivo que pongamos énfasis en la obra del niño más que en la inteligencia diciendo “lo has hecho muy bien, ¡te has esforzado y trabajaste duro!”; este tipo de retroalimentación lo motivará a abordar tareas difíciles y a minimizar el miedo al fracaso. Como padres, debemos saber que según el tipo de retroalimentación que usemos, eso determina en qué confían los niños.