NIÑEZ DEL TRIÁNGULO NORTE SUFRE MÚLTIPLES DAÑOS POR MIGRACIÓN
Informe de UNICEF señala que niños no acompañados y mujeres son más vulnerables. Entre 2016 y abril de 2018, un total de 68,409 menores migrantes fueron detenidos en México, el 91 % fue deportado a Centroamérica.
Era junio de 2016 cuando Isabel (nombre ficticio), de 13 años, viajaba en autobús atravesando México con sus padres y su hermana de cuatro años, con el fin de encontrar seguridad en Estados Unidos. Su padre había recibido amenazas de muerte en su comunidad, en Santo Tomás, uno de los municipios más violentos de San Salvador. Antes de llegar a Monterrey, México, unos oficiales de la Policía detuvieron el autobús y se subieron en busca de migrantes sin documentación. En mitad de la confusión y la desesperación, a Isabel la separaron de su familia. La dejaron abandonada en un país desconocido, con personas desconocidas y sin tener ni idea de cómo llegar a casa”. Esta historia de una niña salvadoreña es parte del informe “Desarraigados en Centroamérica y México”, que presentó el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En este se advierte que la migración irregular, las detenciones y separación de familias están causando severos daños en la niñez migrante del Triángulo Norte de Centroamérica.
La pobreza es una de las causas que impulsan a la migración irregular hacia Estados Unidos. El informe señala que El Salvador, Guatemala y Honduras son tres de los países más pobres del hemisferio occidental. Un 74 % de los niños de Honduras vive en hogares clasificados como pobres, al igual que un 68 % de Guatemala y un 44 % de El Salvador.
Isabel fue devuelta al país, pero sus padres, que ya estaban en EUA, intentaron volver a llevársela y contrataron a un coyote. Las autoridades mexicanas los sorprendieron y los retornaron. Ahora Isabel tiene 15 años y vive angustiada por la distancia que la separa de sus padres.
Otro factor que impulsa la migración es la violencia y el accionar de las bandas criminales o pandillas. Entre 2008 y 2016, en Honduras aproximadamente un niño murió cada día por homicidio. En El Salvador, 365 niños fueron asesinados en 2017. En Guatemala se registraron 942 muertes violentas de niños.
“Algunos niños son reclutados a la fuerza o se
unen a las bandas con la intención de protegerse a sí mismos de la violencia. Miles de niños han dejado la escuela para huir de las amenazas y el acoso de las bandas”, dice el informe.
Muchos emprenden la travesía de forma ilegal hacia Estados Unidos. “Los niños no acompañados y las mujeres son quienes asumen más riesgos. Desprotegidos y, a menudo, solos, se convierten en presa fácil de contrabandistas, delincuentes, bandas organizadas, fuerzas de seguridad y otros individuos o grupos que abusan de ellos, los explotan e incluso los matan”, advierte UNICEF.
Esta migración también tiene elevados costos, pues las familias tienen que vender todo lo que poseen o asumir préstamos para financiar el viaje. Muchos de los que son repatriados volverán a intentar migrar a pesar de las adversidades y los peligros del viaje. A menos que se realice un esfuerzo más amplio para abordar las causas estructurales de la migración, “la gente seguirá marchándose”, dijo Nadine Perrault, representante de UNICEF en El Salvador.
Desde octubre de 2017 hasta junio de 2018, al menos 286,290 migrantes fueron interceptados en la frontera suroeste de Estados Unidos; de ellos, 37,450 eran niños no acompañados y 68,560 eran unidades familiares.
Las autoridades fronterizas también pusieron
en marcha este año una política de detención de estos migrantes, a los que separaban de sus hijos, lo que de acuerdo con estudios de UNICEF, genera afectaciones en el desarrollo de los menores de edad. El 20 de junio de 2018 se puso fin a la separación de las familias.
Además, los niños y las familias que regresan a sus países tienen que hacer frente a la estigmatización dentro de la comunidad debido a sus intentos fallidos de llegar a México o a Estados Unidos.
“En muchos casos, los niños que son retornados a sus países de origen no tienen un hogar al cual regresar, terminan endeudados o son víctimas de las maras. El hecho de que se les devuelva a situaciones imposibles hace más probable que vuelvan a emigrar”, expresó María Cristina Perceval, directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.