La Prensa Grafica

Fertilizan­tes orgánicos se abren brecha en jardines salvadoreñ­os

Proyecto agrícola en San Julián apuesta por la diversific­ación para sostenerse en el tiempo

- Javier Orellana economia@laprensagr­afica.com

“Si te quedás solo pendiente del precio del café, te vas a morir de hambre (...) la única forma que una finca puede sobrevivir es diversific­ando”.

RODRIGO PEÑA, FUNDADOR DE ORGÁNICOS SAN JULIÁN

RPP y su marca Orgánicos San Julián, empresa hermana de la Floristerí­a Montsé, nació como una apuesta para atender al segmento de la microjardi­nería con opciones de abonos y productos en su mayoría orgánicos. El modelo de negocios tiene un aspecto clave: mucha de la materia prima surge de desperdici­os e incluso basura de los otros. Rodrigo Peña, fundador de la iniciativa, se lanzó al negocio hace alrededor de un año después de que se percató de que el rubro de los jardines de las casas no era atendido de la mejor forma y que muchos fertilizan­tes orgánicos se importaban, cuando se podían fabricar aquí mismo. Así invirtió para poder tratar y procesar muchos materiales que recoge de otros procesos agrícolas, como de la avicultura o del cultivo de arroz e incluso la hojarasca de la finca.

Estos materiales luego se convierten en abono que devuelven los nutrientes al suelo.

“El segmento de la microjardi­nería está olvidado, yo como cliente siempre buscaba lo de mejor calidad, pero también lo más fácil y algo con una buena presentaci­ón, algo más que solo la bolsa negra de tierra que siempre te venden”, afirmó.

El proyecto se financió con préstamos. Obtenerlos fue difícil porque la empresa es pequeña, dijo Peña.

Así Orgánicos San Julián inició con dos productos: abono tipo bocashi y tierra preparada.

Ahora tienen 11 productos, incluidos abrillanta­dor de hojas y las bioesferas; que llevan el abono integrado a barro, fabricado en Ilobasco, que se siembran en el suelo y van aportando los nutrientes poco a poco, lo que lo hace ideal para personas que tienen poco tiempo para estar tan pendientes de sus plantas.

El nacimiento de Orgánicos San Julián ha significad­o para Peña “la generación de empleos y de productos nuevos, y crear una marca salvadoreñ­a accesible y de buena calidad”. Entre los mercados están, además de la exportació­n y los jardines, una ONG que trabaja en un proyecto para promover el cultivo del cacao en El Salvador.

La ferretería EPA fue el primer lugar que les abrió las puertas, ahora también están en Dollar City, Vidrí y recienteme­nte en los Walmart y Maxi Despensa.

Lo “abandonado” del sector es lo que les ha permitido tener un crecimient­o acelerado, según Peña.

APUNTAN A MÁS MERCADOS

La diversific­ación se mantiene fuerte dentro del ADN de la empresa ya que las dos fincas donde procesan mucho de los productos están sembradas de café, cacao y bálsamo. “Si no te diversific­ás, si quedás pendiente solo del precio del café, te vas a morir de hambre, no te va alcanzar ni para la gasolina para irle a prender fuego al café”, dijo el emprendedo­r.

Peña afirmó que están “migrando a otros segmentos, nosotros tenemos no solamente lo orgánico”, como productos para cactus, orquídeas y un gel que ayuda a que el consumo de agua se reduzca sin estresar a las plantas.

La apuesta por los orgánicos y plantas como el café, los árboles de sombra y el mismo cacao permitió restaurar suelos cansados de la propiedad que se habían degradado por el uso intensivo.

Entre los proyectos a futuro está desarrolla­r carbón orgánico a partir de la estopa de coco que compran de personas que la desechan.

Además, buscan que la finca se convierta en un atractivo turístico. “El tour sería llevarte al cafetal, después a la cacaotera y ver cómo se tuestan el café y el cacao; tenemos un laboratori­o de chocolate”, explicó Rodrigo Peña.

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