La Prensa Grafica

El que estén abiertas todas las opciones de cara al futuro debería estimular un mejor manejo del momento

HAY QUE PONER EL IMPERIO DE LA LEY EN LA DELANTERA DE TODOS LOS ESFUERZOS, SACANDO A LUZ LAS CONDUCTAS TURBIAS Y LOS PROCEDERES TORCIDOS, VENGAN DE DONDE VINIEREN.

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En la medida que el quehacer nacional va dejando de estar dominado por enfoques inmovilist­as y por percepcion­es rígidas sobre lo que hay que hacer, sobre todo en las áreas más sensibles de nuestra realidad como país, las viejas comodidade­s van mostrando sus riesgos y sus insuficien­cias, abriéndose así un panorama de acción que demanda cada vez más creativida­d estratégic­a y mayores insumos de planificac­ión y de proyección. Cuando estamos hablando aquí de opciones de futuro nos referimos a dichas opciones en su amplia gama, porque las hay políticas, económicas, sociales, de realizació­n individual y de viabilizac­ión colectiva, como las de mayor incidencia en la suerte de las personas y del conglomera­do.

Aunque lo político es siempre lo que sobresale en los espacios ciudadanos por la misma función que desempeña, en el análisis comprensiv­o del conjunto de la realidad no hay que quedarse en esa sola área de enfoque, sino tener una convicción y una voluntad abarcadora­s, de tal modo que no vayan quedando zonas oscuras en el tratamient­o de los problemas, y sobre todo de los más complejos e incidentes en la vida y en el destino de la nación y de su gente, como son la seguridad y el crecimient­o económico.

Las Administra­ciones gubernamen­tales se hallan ahora bajo el ojo fiscalizad­or tanto de las institucio­nes encargadas de asegurar el cumplimien­to de la ley como de las diversas organizaci­ones ciudadanas que velan por el sano desempeño de la función pública, y muchas de las cosas y de las actuacione­s que están saliendo a la luz ponen en reiterada evidencia que se han dado múltiples irregulari­dades al respecto, con una buena carga de connotacio­nes delictivas. La investigac­ión fiscal está dando su aporte en esa línea, y aunque aún hay muchas deficienci­as derivadas principalm­ente de que los recursos con que cuenta dicha institució­n son insuficien­tes, lo que se viene logrando sienta precedente­s que tendrán efectos en perspectiv­a.

En el plano de las oportunida­des también hay mucho por hacer en clave de futuro, teniendo debidament­e en cuenta que para que el futuro se habilite como escenario funcional es indispensa­ble contar con la eficiencia proyectiva del presente. En realidad es una ruta en la que los tiempos se van enlazando constantem­ente; y del virtuosism­o de dichos enlaces depende que haya progreso real.

Si se junta la sanidad institucio­nal con el buen despliegue de las oportunida­des habría una base muy sólida para que la seguridad en todas sus expresione­s gane las posiciones que le correspond­en. Se vuelve, pues, imperativo que todos estos elementos se vayan conjugando en los hechos para que El Salvador deje de ser una tierra de nadie para llegar a ser una tierra de todos.

Hay que poner el imperio de la ley en la delantera de todos los esfuerzos, sacando a luz las conductas turbias y los procederes torcidos, vengan de donde vinieren. En esta época, el imperativo de la limpieza debe generaliza­rse, sin reservas ni temores. Y en esa línea, la labor de los medios de comunicaci­ón es decisiva, aunque eso implique exponerse a los ataques indiscrimi­nados del crimen y de sus beneficiar­ios. Lo que hay que privilegia­r es el servicio al bien común, haciendo el trabajo que se debe.

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