“ENTREVISTA CON EL VAMPIRO”
Sí, me sucedió este año. Un sitio web copió y pegó un artículo mío pero incluso con errores tipográficos. Pero en años anteriores también vi que les había sucedido a otros amigos y colegas. Me llamaron la atención ciertos rasgos constantes del carácter del plagiario. Una vez que es descubierto siempre hay una serie de pasos: negar que sucedió, decir que no es para tanto, decir que la víctima tiene la culpa, que exagera o que su trabajo no vale la pena y tratar de seguir adelante como si no hubiera pasado nada. Estas etapas responden a un cierto tipo de personalidad y conducta repetida. En el cuento, el personaje mantiene su autoengaño y lo hace por pura vanidad y desprecio hacia los demás. La imagen de la torpeza, de las manos de lumbre, es una torpeza inocente. Pero en estos cuentos las torpezas no son nada inocentes. Los seres humanos tenemos propensión a la arrogancia en nuestras propias ambiciones. El ansia de poder es algo que hemos visto constantemente en la historia. Para tratar de imponernos sobre otras personas inventamos toda clase de pretextos que justifiquen lo que hacemos. Todos los argumentos que inventamos esconden deseo de poder y dominio y casi siempre tienen consecuencias terribles.
Hay mucho de invención pero también hay escenas basadas en casos reales, referencias literarias, noticias, lecturas... Cualquier estímulo puede ser parte del impulso para escribir. El cuento es una especie de río que se nutre de diferentes ideas. Porque por azar, muchas lecturas iniciales de mi infancia fueron obras fantásticas. A muchos de los “figurones” que se conocen internacionalmente por su poesía o narrativa realista yo los conocí primero como autores fantásticos. A mí me tocó entrar en la literatura fantástica mexicana por la puerta de atrás y desde entonces tengo ese interés. Hay mucho más componente de realismo e incluso elementos explícitamente políticos como en “Voy hacia el cielo”, que tiene que ver con el malestar que ha padecido México por las dificultades políticas que hemos tenido allá en los últimos años. Por el azar de las primeras lecturas, que fueron cuentos.