Rita Hayworth, de arquetipo de belleza latina al mito explosivo de “Gilda”
Rita Hayworth tuvo que pelear mucho para superar su frívola imagen de “sex symbol” y ser respetada como actriz, pero también lo logró.
Antes de convertirse en uno de los mayores mitos de la historia del cine gracias a la pelirroja explosiva de “Gilda”, Rita Hayworth (1918-1987) ya había filmado más de dos tercios de su filmografía, muchas de ellas películas de serie B que explotaron el estereotipo de belleza exótica y latina.
Con motivo del centenario de su nacimiento, que se cumple el próximo 17 de octubre, se acaba de publicar “El universo de Rita Hayworth” (Notorius Ediciones), un volumen enciclopédico e ilustrado en el que una veintena de autores analizan la trayectoria de la actriz, película a película, y las claves de su vida.
Lo suyo fue una auténtica carrera de fondo, condicionada y a menudo manipulada por los hombres a los que amó, empezando por su padre, el bailarín español Eduardo Cansino, que la puso a bailar con solo tres años, la explotó laboralmente y, según contó su segundo marido, Orson Welles, llegó a abusar sexualmente de ella.
La vida de Hayworth estuvo marcada por acontecimientos extremos: fue la más deseada, pero en la intimidad rechazaba la etiqueta de ícono erótico y soñaba con dejar el cine; también fue la primera actriz de Hollywood que se convirtió en princesa (al casarse con Ali Khan) y la primera celebridad que padeció Alzheimer, con la desgracia añadida de que tardaron 20 años en diagnosticárselo.