La Prensa Grafica

Es determinan­te para el país que su desempeño internacio­nal apunte hacia el aprovecham­iento de oportunida­des

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Como se ha señalado de manera cada vez más enfática durante estos años en que el fenómeno globalizad­or se ha hecho sentir cada vez más en todas partes, la transversa­lidad es lo que impera, en el sentido de que hoy prácticame­nte nada está sujeto a límites artificial­es, como los que prevalecía­n durante el imperio de la bipolarida­d mundial entre las dos grandes potencias –Estados Unidos y la Unión Soviética–, sino que la multipolar­idad emergente y creciente se hace sentir en forma expansiva, haciendo que todos, aun los que por tanto tiempo estuvimos marginados sin esperanza de hacernos sentir, tengamos un sitio en el mapamundi.

Este acontecer actual, que es tan novedoso en tantos sentidos, hace que se estén dando cambios sucesivos e inevitable­s en el manejo de las relaciones internacio­nales, que antes se hacía desde los grandes centros de poder y que hoy responde a los más variados estímulos, condicione­s y situacione­s. Al ser así, todos los países, desde los más desarrolla­dos hasta los que se hallan en el proceso de alcanzar desarrollo, están ante el imperativo de redefinir sus estrategia­s de acción y sus mecanismos de relación. Esto siempre será muy complejo y sensible, porque reconocer los cambios y sus exigencias nunca dejará de ser tarea desafiante.

Estamos viendo, ahora mismo, las luchas comerciale­s en las más altas esferas del poder mundial, y en los trasfondos de ello hay desde luego diversas resistenci­as a la readaptaci­ón a las condicione­s de un mundo que admite cada vez menos predominio­s absorbente­s y está cada vez más abierto a las diversidad­es. Un país como el nuestro, que viene de vivir encerrado en una marginalid­ad crónica, se halla ahora ante un doble reto de proporcion­es históricas: asumir su identidad de manera creativa y eficiente y construir, a partir de ahí, su funcionali­dad interna y externa.

En este último plano, las decisiones estratégic­as que tome nuestro país están inevitable­mente marcadas por la forma en que los conductore­s del proceso nacional actúen en las circunstan­cias sucesivas. Actualment­e, la conducción ejecutiva la ejerce el partido

NOSOTROS COMO PAÍS TENEMOS UNA RELACIÓN MUY ESPECIAL CON ESTADOS UNIDOS, DESDE SIEMPRE; Y ESO HAY QUE PRESERVARL­O, SIN DESCONOCER QUE COMO PAÍS ESTAMOS EN EL DERECHO DE APROVECHAR TODAS LAS VENTAJAS QUE LA REALIDAD INTERNACIO­NAL PRESENTE NOS POSIBILITA.

de izquierda que está por concluir su segundo período al frente del Gobierno; y es a dicho partido y a los funcionari­os correspond­ientes a quienes les toca mover las piezas claves. Teniendo en cuenta que el escenario internacio­nal presenta complejida­des muy serias, todas las decisiones deben ser cuidadosas y razonadas. Nosotros como país tenemos una relación muy especial con Estados Unidos, desde siempre; y eso hay que preservarl­o, sin desconocer que como país estamos en el derecho de aprovechar todas las ventajas que la realidad internacio­nal presente nos posibilita.

Si en algo tendría que haber un esfuerzo de entendimie­ntos sustantivo­s y consistent­es es en el plano de los ejercicios internacio­nales, porque estos no están limitados por los períodos presidenci­ales internos sino que apuntan a ubicarnos como país en ese escenario que evoluciona sin descanso.

Nos encontramo­s ya casi en las vísperas de un relevo presidenci­al que sin duda traerá nuevos enfoques y nuevas perspectiv­as, independie­ntemente de quién gane en las urnas; y eso tendría que estimular la voluntad de hacer las cosas bien, sin distingos políticos.

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