UNFPA: el tamaño de los hogares depende de derechos reproductivos
El organismo internacional lanzó ayer un informe que destaca el hecho de que decidir cuántos hijos y con qué frecuencia tenerlos impulsa el desarrollo.
Cuántos hijos tener, con qué frecuencia, en qué momento tenerlos o simplemente no tenerlos debería ser un derecho universal individual que derivaría en el desarrollo económico y social de las naciones, plantea el último informe mundial del Fondo de Población de Naciones Unidas, titulado “El poder de decidir”, que fue hecho público ayer.
El documento hace énfasis en los derechos reproductivos y en la transición demográfica de cinco regiones a escala mundial –Asia, Asia Central, América Latina, Estados Árabes y Sudáfrica– y refleja una tendencia global a la creación de familias menos numerosas. En general, la tasa de fecundidad ha disminuido en un 50 % a escala mundial desde 1960, tanto que en 53 países esa tasa es ya igual o menor a la tasa de fecundidad de reemplazo, que es de 2.2 hijos por mujer. En América Latina y el Caribe, la tasa de fecundidad global en promedio es de 2.064; y en El Salvador es de 2.07.
La clave del éxito está en lograr la tasa de fecundidad deseada. El informe, sin embargo, advierte que ningún país puede afirmar haber hecho realidad el ejercicio de los derechos reproductivos de todas las personas, porque “todavía hay millones de personas que tienen más o menos hijos de los que desean, y esta situación encierra consecuencias que trascienden el plano individual y alcanzan a las comunidades, las instituciones, las economías, los mercados de trabajo y hasta a naciones enteras”, reza el documento.
Aunque el mensaje general del informe es que en todo el mundo las personas han ido con el tiempo decidiendo o teniendo mejores condiciones para decidir el tamaño de sus familias aún no existen todas las garantías para tener ese derecho de decisión.
Para algunas personas, el ejercicio de sus derechos reproductivos se ve frustrado por sistemas de salud que no brindan servicios esenciales como el acceso a anticonceptivos. Y para otras, las barreras económicas, incluidos los trabajos de mala calidad o mal remunerados, y la ausencia de servicios de cuidado del niño, hacen que sea casi imposible formar o ampliar una familia.
“En países de muy baja fecundidad, que hay varios actualmente en todo el mundo, se está dando una situación: la mujer está teniendo menos hijos de los que desea, a lo mejor porque dadas las circunstancias no tiene las opciones, por ejemplo, de apoyo en cuidados infantiles o de educación inicial temprana. Es decir, el costo de la crianza es demasiado alto para una mujer que está teniendo que salir a trabajar y por no tener ese apoyo se queda con menos hijos de los que hubiese querido”, evaluó el director regional del UNFPA para América Latina, Esteban Caballero.
Por otra parte, si bien los países latinoamericanos están en el apogeo de su bono demográfico, es decir, donde la mayoría de la población está en el rango de edad productiva, dentro de pocas décadas estarán enfrentándose a una población más envejecida en la mayoría de sus sociedades, un fenómeno que no puede desligarse de la reducción en las tasas de fecundidad.
Para Caballero, no obstante, este riesgo es relativo, puesto que “no está dicho que envejecer sea solamente un problema”. A su juicio, las discusiones deberían girar en torno a para qué tipo de envejecimiento se están preparando los Estados, que deberían estar enfocando sus esfuerzos a tener una población de adultos mayores que siga siendo activa, saludable y productiva.
POBLACIÓN MÁS AFECTADA EN TÉRMINOS DE DERECHOS REPRODUCTIVOS, LAS MÁS AFECTADAS SON LAS MUJERES RURALES, INDÍGENAS Y AFRODESCENDIENTES EN ZONAS PATRIARCALES, DESTACA EL UNFPA.