El contrato con el que el ex fiscal general logró la prosperidad La FGR acusa a Martínez de recibir dádivas a cambio de otorgar impunidad. Una práctica que lo sacó de una profunda crisis financiera.
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Luis Martínez tenía tres cuentas en dos bancos diferentes antes del 4 de diciembre de 2012, cuando asumió como fiscal general de la república: una estaba congelada desde 2006; otra, con un saldo negativo de $136.19, y la tercera, con un saldo promedio mensual de $11.33, a la que le hacía depósitos por $28.57 cada 15 días. Pero los problemas financieros de Martínez no terminaban con esa limitada liquidez. Un reporte de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) da cuenta de que tenía una deuda de $301,001.22 repartida en 18 cuentas, entre préstamos y tarjetas de crédito, en cinco bancos, antes de sentarse en la silla del fiscal general.
La deuda más agobiante de Martínez era un crédito hipotecario, otorgado el 10 de marzo de 2005 por un monto de $172,500, para un plazo de 20 años, con cuotas mensuales de $1,327.06. Ese dinero, según declaró en los documentos del crédito, lo ocuparía para comprar un inmueble ubicado en residencial Joyas de las Piletas, polígono C, casa n.º 8, del municipio de Nuevo Cuscatlán, en el departamento de La Libertad. Esa vivienda sirvió como garantía para que le otorgaran el préstamo.
Martínez hizo el último pago de ese préstamo el 14 de agosto de 2009, por lo que el banco inició en 2011 la