¿Quién vela por las personas cuidadoras?
Las personas cuidadoras, en su mayoría, suelen ser familiares, quienes también necesitan renovar fuerzas y cuidar su salud física y emocional.
Una tarea muy importante, aunque muchas veces olvidada, es el autocuidado que deben administrarse las personas que velan por los pacientes. La salud mental, física y emocional es importante en ellas, pues solo así pueden cuidar de una forma más eficiente a quien tienen a cargo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental influye en la salud del cuerpo, y a la inversa; además es la que permite que la persona sea consciente de sus capacidades y afronte las tensiones normales de la vida, pudiendo trabajar de forma productiva y fructífera.
Es normal que la persona cuidadora pase por etapas de estrés, ansiedad, depresión y frustración, sobre todo si se trata de un pariente a quien cuida y el vínculo resulta mucho más estrecho, pero para salir avantes de la situación es preciso buscar apoyo en personas que han vivido o están pasando esta experiencia.
Entre los signos de estrés a tomar en cuenta están: sentirse agotado siempre, enfermarse con mayor frecuencia, tener etapas de insomnio, sentirse impaciente, enojado o que se le olviden las cosas, no disfrutar lo que anteriormente le gustaba o aislarse de la gente.
APOYO
Es importante reconocer el rol de la persona cuidadora, quien necesita de la coordinación y empatía de toda la familia de la persona enferma, a fin de procurarle tiempo libre de calidad en el que pueda realizar alguna actividad que disfrute y de esta manera vuelva renovada a sus labores.
Es necesario considerar apoyo para la persona cuidadora, no solo el paciente necesita cuidados minuciosos. La persona cuidadora debe, en la medida de lo posible, hacerse cargo solamente de ella; la familia o amigos deben apoyar en los asuntos domésticos como el cuidado de niños, cocinar, planchar, lavar. La mayoría de amigos y familia están dispuestos a colaborar.
De acuerdo con la OMS, la depresión y la ansiedad son problemas habituales que afectan a más de 560 millones de personas en el mundo, por lo que debe mantenerse la persona cuidadora vigilante a ellas. Entre los síntomas de estas enfermedades está la ausencia de apetito, decaimiento, llanto excesivo, dolores de cabeza, impaciencia, tensión muscular, entre otros.