La Prensa Grafica

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Martínez dijo que fiscales lo han convertido en un “ser maldito” para la sociedad.

- Miguel Marroquín judicial@laprensagr­afica.com

El exfiscal de la república Luis Martínez fue el último en llegar y en marcharse de la audiencia inicial que se desarrolló durante dos días en el Juzgado Cuarto de Paz de San Salvador.

A su llegada a los tribunales el sábado, Martínez pidió a la jueza que le quitaran las esposas con las que fue trasladado desde el centro penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona.

Con las manos libres, el exfunciona­rio se acercó a su esposa, Carla Francesca, y le dio un beso en la mejilla derecha. Luego saludó con un fuerte apretón de manos a Mauricio Antonio Yanez, el exgerente de la Fiscalía bajo su administra­ción, a quien se acusa de haberle ayudado a malversar fondos públicos. Tras ese saludo, se sentó en la silla apartada exclusivam­ente para él, la cual se encontraba entre ambos.

Debido a que la audiencia no iniciaba, Martínez decidió romper los protocolos y dio cuatro pasos hacia adelante para saludar al resto de imputados. Un miembro de la seguridad de los tribunales intentaba que el exfiscal regresara a su asiento, pero esto no sucedió hasta que terminó de estrechar las manos de todo el grupo de acusados.

Martínez bajó la cabeza y puso las manos sobre el rostro cuando escuchó el señalamien­to de ser el cabecilla de una red de impunidad y corrupción en el interior de la institució­n que presidió entre diciembre de 2012 y 2015.

Puso mucha atención a cada una de las acusacione­s que realizó un grupo de jóvenes fiscales de la Unidad de Investigac­ión Financiera (UIF). En algunas reía, en otras hacía un movimiento de negación con la cabeza y en la gran mayoría pronunciab­a en voz baja un “eso es falso, es mentira”.

A medida avanzaba el proceso, se notaba el cansancio del exfiscal y del grupo de acusados. El sábado a las 12:30 de la tarde, Martínez cerró los ojos durante 4 minutos y luego los abrió junto a un movimiento de cuello y continuó escuchando las acusacione­s. Ayer, durante el uso de la palabra que le concedió la jueza, Martínez dijo que en los dos últimos años se ha encontrado en “cruel cárcel”, y fue entonces que acusó a los fiscales de convertirl­o en un “ser maldito” para la sociedad. Y luego se retiró de la sala para seguir en prisión.

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