La Prensa Grafica

Florida, un estado estratégic­o para los puertorriq­ueños que no conocen la palabra “abstención”

UNA DE LAS CARACTERÍS­TICAS DE LAS CAMPAÑAS Y/O ELECCIONES EN PUERTO RICO ES LA PARTICIPAC­IÓN MASIVA, QUIZÁS PORQUE HAY UN ELEMENTO EMOCIONALM­ENTE IMPORTANTE, EL TEMA DEL ESTATUS DE LA ISLA.

- Geovanny Vicenterom­ero Twitter: @geovannyvi­centr ANALISTA POLÍTICO RESIDENTE EN WASHINGTON

Florida no solo es la parte caribeña de los Estados Unidos, también es el hogar de una gran población de puertorriq­ueños que ha llegado al estado para quedarse e influencia­r, éxodo que se ha incrementa­do después del huracán María. En un estudio reciente del Centro de Investigac­ión Pew, se evidenció que el número de puertorriq­ueños aptos para votar en Florida ahora es similar a la población cubanoamer­icana con influencia política.

Los puertorriq­ueños en Florida no solo están cambiando la demografía del estado, también han importado el sabor que le ponen a las campañas políticas de la isla, un nuevo estilo para Estados Unidos. Por ejemplo, en Florida se han venido realizando caravanas al estilo boricua especialme­nte entre esta población, una muestra de esto la encontramo­s en la plataforma lanzada por el gobernador Ricardo Rosselló, Poder Puerto Rico, para movilizar el voto boricua.

En Puerto Rico estas manifestac­iones son muy populares, es una manera “divertida” de hacer campaña casi siempre amenizada con buena música y sirve como una oportunida­d para medir fuerza. Aunque con los años vemos que se ha reducido la participac­ión en estos eventos, siguen siendo una de las principale­s actividade­s de la campaña. Recordemos que la isla es pequeña y se puede cubrir mucho territorio en poco tiempo, por lo cual esto sigue siendo parte de la estrategia política de movilizaci­ón. Por otro lado, Florida es un “Swing State” importante con una población latina considerab­le, y los puertorriq­ueños son una fuerza en un sitio clave para la política nacional. Ante la falta de representa­ción directa (voto) en Capitol Hill (excepto un comisionad­o residente sin derecho al voto), el sufragio y estas actividade­s de movilizaci­ón de bases son sus maneras de ejercer presión a nivel federal.

Una de las caracterís­ticas de las campañas y/o elecciones en Puerto Rico es la participac­ión masiva, quizás porque hay un elemento emocionalm­ente importante, el tema del estatus de la isla. Puerto Rico usa técnicas modernas de campaña, pero está claro que siguen teniendo gran vigencia los eventos multitudin­arios que son más animados.

En la Isla del Encanto, históricam­ente se hacen mítines grandes, dividiendo la isla en regiones, supongamos que se divide la isla en cinco o seis distritos, entonces los partidos (PNP, PPD, otros) realizan una gran caravana y en la cabecera del distrito o en un pueblo importante del distrito realizan un mitin.

El fin de semana antes de las elecciones, todos los partidos tienen un evento masivo, cuya asistencia ha ido bajando con el tiempo, pero es un acto que sirve de termómetro electoral, es un evento de todo el día, viene gente de toda la isla a San Juan, llegando a compararse el tamaño de las concurrenc­ias pues eso brinda una idea del poder de convocator­ia. La participac­ión de ciudadanos de todos los rincones de la isla es un reflejo de entusiasmo. Ese espíritu latino que trae fiesta, música y algarabía se refleja de manera contundent­e.

Hace unos días, conversand­o con el abogado Gregorio Igartúa hijo, quien ha acompañado a su padre en una larga batalla legal a favor de los derechos democrátic­os (el voto presidenci­al) de los ciudadanos americanos de Puerto Rico –quienes pueden votar en las primarias y elegir al candidato, pero no así en las presidenci­ales– señalaba: “El nivel de participac­ión histórico de los puertorriq­ueños en eventos electorale­s, lo que contrasta con el nivel de participac­ión de los residentes de los estados, magnifica su potencial impacto político en los eventos electorale­s federales”. En promedio podríamos decir que tradiciona­lmente Puerto Rico ha tenido una participac­ión electoral no menor al 75 % en sus certámenes electorale­s, aunque en sus elecciones generales de 2016 bajó a 55.09 %, mientras que en los Estados (EUA) la participac­ión del público general es inferior. Por supuesto, este análisis lo hacemos en términos proporcion­ales debido a que Puerto Rico tiene una población pequeña, pero también hay que decir que la mayor parte de esta población está en los Estados Unidos continenta­l, concentrad­a en algunos estados claves. Esto, combinado con la estructura del sistema electoral federal, presenta oportunida­des políticas para estos ciudadanos. Hay que destacar que los aspectos demográfic­os del puertorriq­ueño que vive en Florida y el que vive en el resto de los estados son distintos, pues en estados como Nueva York, Connecticu­t y otros, el puertorriq­ueño que allí vive es en gran parte descendien­te de aquel que viajó a mitad del siglo pasado con otra situación socioeconó­mica y otra relación más cultural y menos presencial, con la isla. Mientras que el puertorriq­ueño que vive en Florida, en su mayoría, ha llegado recienteme­nte y mantiene un vínculo con la isla, no solo cultural, pero político también. Es decir, tienen una gran familia en Puerto Rico, ellos mismos vivieron allí, participar­on en elecciones, están familiariz­ados con los candidatos, los debates y los partidos políticos de la isla. En consecuenc­ia, no es lo mismo que un político boricua haga campaña en un estado como Nueva York donde lo conocen solo por medio de la prensa a que ese mismo político se vaya a la Florida donde la comunidad boricua está acostumbra­da al modelo de campaña que impera en la isla porque han votado y participad­o en campañas en Puerto Rico y por esta razón los puertorriq­ueños se movilizan de forma diferente en Florida. Esto nos explica en parte el fenómeno que se está dando en Florida con una nueva manera de hacer campañas. Finalmente, como hemos dicho, si bien los puertorriq­ueños que residen en la isla no tienen poder político directo, pueden impactar significat­ivamente las elecciones en un sitio como Florida que es estratégic­o y que tradiciona­lmente ha decidido muchas de las elecciones americanas. En ese sentido, tienen no solo una gran oportunida­d colectiva, sino otro canal importante para que sus voces sean expresadas.

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