La Prensa Grafica

“La de ahí dentro es una escena horrible”

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AP Hay sangre por todas partes”, dijo Geoff Dean, el jefe de la policía del condado Ventura, tras haber estado dentro del bar y salir al estacionam­iento del Borderline Bar Camp & Grill para hablar con los medios.

Se trata del peor tiroteo en Estados Unidos desde que 17 estudiante­s y maestros fueron asesinados en una escuela secundaria de Parkland, Florida, hace apenas nueve meses. Y a menos de dos semanas después de una balacera en una sinagoga en Pittsburgh donde murieron 11 personas.

El pistolero era alto y vestía de negro con una capucha que le cubría la cabeza y le tapaba parcialmen­te el rostro, relataron testigos a las television­es. Dijeron que el atacante disparó primero contra un portero de seguridad en la entrada del local y después abrió fuego sobre la multitud de una forma que parecía aleatoria.

“Me tiré al piso”, dijo Sarah Rose Deson al programa “Good Morning America” de la cadena ABC. “Un amigo gritó ¡todos abajo! Nos escondimos detrás de las mesas tratando de resguardar­nos”, recordó.

Tayler Whitler, de 19 años, dijo que se encontraba en la pista de baile con sus amigas cuando vio al pistolero disparar y escuchó gritos de “agáchense”. “Fue realmente aterrador”, dijo Whitler a la cadena KABC-TV mientras su padre la acompañaba en el estacionam­iento del Borderline. “Parecía que sabía lo que estaba haciendo”.

Muchas otras personas sufrieron heridas menores, incluidas algunas causadas por el intento de escapar, dijo Dean.

El sargento policial Ron Helus y un policía de caminos que se encontraba cerca del lugar fueron los primeros en responder a varias llamadas a los servicios de emergencia y llegaron al Borderline alrededor de las 11:20 de la noche, señaló el responsabl­e policial. Helus fue abatido fatalmente casi de inmediato a su llegada al bar. El policía de caminos esperó hasta la llegada de un equipo SWAT y muchos otros agentes. Para cuando entraron en el bar de nuevo, los disparos habían cesado y los 12 cadáveres estaban en el suelo.

Helus tenía 29 años de experienci­a en el cuerpo policial. El veterano policía estaba casado y tenía un hijo, y pensaba jubilarse el próximo año, dijo su superior, que no pudo contener las lágrimas varias veces mientras hablaba sobre el sargento, con quien también tenía una amistad profunda.

“Ron era muy trabajador, era un sargento que estaba totalmente comprometi­do”, dijo Dean y añadió: “Esta noche, como le dije a su esposa, ha muerto un héroe porque entró para salvar vidas”.

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