LAS RAZONES PARA DEJAR EL SALVADOR
La violencia aparece como el segundo factor, pero el principal es el económico, según un estudio realizado por el Observatorio de Desplazamiento Interno con datos de Migración. El 40 % de retornados teme volver a su comunidad.
Jorge no pudo ser abogado. El joven de 26 años estudiaba Licenciatura en Ciencias Jurídicas en una universidad de El Salvador. Recibió amenazas de miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13) en varias ocasiones y una vez, cuando iba camino a su casa, lo detuvieron y golpearon. Los pandilleros de su colonia creían que Jorge estaba estudiando para convertirse en policía. Entonces su madre lo envió a vivir con su tía, mientras reunían el dinero para viajar sin documentos a Estados Unidos (EUA). Cuando lo reunieron, viajó con su hermano y su primo, quien también ha sido amenazado. Cada uno pagó $7,500 a un coyote, pero este los abandonó en el trayecto. Estuvo siete meses en un centro de detención y cuando su caso llegó a una corte migratoria le dijeron que no era elegible para recibir asilo en ese país. Fue deportado en junio de 2016, y permanece escondido en El Salvador. Quiere volver a migrar, pero esta vez a Canadá, porque tiene una convicción: “Este país no es seguro para gente como yo”.
La historia de Jorge, cuyo nombre real se omite para no exponerlo a más riesgos, es una de las contenidas en “Returning to El Salvador. Signs of an internal displacement crisis”, un estudio rea- lizado por el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC, en inglés), con el objetivo de hacer un diagnóstico de los desplazamientos y determinar cuáles de la migración hacia otros países.
Un total de 71,964 salvadoreños que retornaron a El Salvador entre 2016 y 2017 respondieron a la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) por qué migraron. De ese total, el 70.6 % (50,813) dijo que migró por razones económicas. Otro 16.8 % de los retornados contó que, como Jorge, dejó El Salvador para escapar de la violencia (inseguridad causada por pandillas y violencia doméstica).
Únicamente un 11.9 % de los entrevistados respondió que se fue hacia otro país para buscar la reunificación con algún familiar, según los datos recogidos por la organización, y consignados en el reporte.
Las razones del viaje cambian cuando la entrevista es a menores de edad. Si se revisa lo que contestaron los migrantes menores de 18 años, se observa un incremento en la cantidad de personas que respondieron que salieron del país para huir de la violencia: 31.1 % respecto a 35.5 % de menores de
edad que dijo que migró por razones económicas.
El estudio fue elaborado con una base de datos proporcionada por la Dirección de Migración y también con encuestas y entrevistas realizadas por el Centro de Monitoreo junto a Cristosal, la organización no gubernamental que documenta y atiende a víctimas de desplazamiento interno.
“La encuesta solo permite registrar una de las causas. Normalmente las personas reportan las causas que van a ocasionar menos preguntas, para no entrar en detalles. No desconocemos que a la base hay históricamente una razón económica, eso no lo ponemos en cuestión, pero sí creemos que las personas se están yendo por razones de inseguridad”, comenta Rina Monti, una de las investigadores que participó en el estudio, para dar su lectura por qué el factor económico aparece a la cabeza de las causas.
En las entrevistas que hicieron para el estudio, los investigadores le preguntaron a los salvadoreños si al regresar al país habían sido nuevamente víctimas, y un grupo de personas respondió que sí.
MIEDO EN CASA
Uno de los objetivos del estudio era ver cuántas de las personas que migraron a otros países habían sido desplazadas internamente antes de irse, y cuántas regresan a una situación de desplazamiento interno. Para obtener el dato filtraron y cruzaron algunos registros en la base de Migración. Ese ejercicio les permitió establecer que el 40 % de las personas que habían migrado por inseguridad dijo que no iba a regresar a su lugar de origen, es decir, 40 % de los retornados regresaría a una situación de desplazamiento.
“Podríamos hacer una lectura que se convierten en desplazados internos, no pueden regresar a sus lugares de origen. Para los que regresan y son desplazados, no hay ninguna alternativa de parte del Estado. La gravedad es que ellos, que se están yendo por un tema de seguridad y necesitarían una atención primaria inmediata, no hay acompañamiento”, agrega Monti.
La estadística gubernamental sobre víctimas de desplazamiento forzado por violencia es menor a la reportada por la sociedad civil. Según el último informe brindado por Cristosal, desde 2014 hasta el 31 de octubre de 2018, la organización identificó a 1,672 personas con necesidad de desplazarse al interior del país de manera forzada a causa de la violencia.
“En ausencia de apoyo estatal, las personas se apoyan en sus propias redes y por lo general no reportan su situación por miedo a sufrir repercusiones. Esto implica que tienen pocas alternativas seguras en el país, lo cual a su vez genera movimientos transitorios repetidos, restricciones severas a la liber- tad de movimiento, y una cantidad significativa de huidas transfronterizas", concluye el IDMC en el estudio.
El informe señala que hay indiferencia del Estado a la problemática, y que no hay una debida atención a quienes son deportados y no pueden volver a su lugar de origen. “La indiferencia del Estado y la incapacidad de las organizaciones de la sociedad civil para responder efectivamente a sus necesidades deja a muchos atrapados en el desplazamiento interno en un país que para ellos es sinónimo de inseguridad”, reza el informe presentado en septiembre por el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno, una de las principales fuentes de información y análisis del fenómeno en el mundo, y a su vez es parte del Consejo Noruego para Refugiados.
Durante la elaboración del estudio constataron que Migración no está entrevistando y registrando las causas de la migración de los menores que regresan por vía aérea, únicamente a los que regresan vía terrestre desde México. En la actualidad hay decenas de menores viajando hacia Estados Unidos, algunos con sus familiares y otros solos, dentro de las tres caravanas de migrantes que partieron en octubre pasado.
“No desconocemos que a la base hay históricamente una razón económica, pero sí creemos que las personas se están yendo por razones de inseguridad”. RINA MONTI, INVESTIGADORA DE CRISTOSAL “En ausencia de apoyo estatal, las personas se apoyan en sus propias redes y por lo general no reportan su situación por miedo a repercusiones”. CENTRO DE MONITOREO DE DESPLAZAMIENTO INTERNO