Nuevas pautas: moverse más, sentarse menos, empezar antes
Cardiológica Estadounidense en Chicago y publicadas en el Journal of the American Medical Association: niños y adolescentes
El cambio mayor: empezar antes. Las viejas pautas eran para los niños a partir de los seis años, pero las nuevas dicen que se debe alentar a los preescolares de tres a cinco años a participar en juegos activos durante todo el día. No establecen una cantidad, pero dicen que es razonable pensar en tres horas diarias con distintas intensidades. En esto coinciden con las pautas vigentes en muchos otros países y es la cantidad promedio de actividad que se observa en niños de esta edad. Para los seis a 17 años, se recomienda al menos una hora diaria de actividad moderada a vigorosa. Debe ser en su mayor parte aeróbica, la que eleva el ritmo cardíaco: caminata rápida, bicicleta o correr. Al menos tres veces a la semana el ejercicio debe ser vigoroso e incluir actividades que fortalecen músculos y huesos, tales como trepar en los aparatos o practicar un deporte. Adultos: la duración es la misma: dos horas y media a cinco horas de actividad moderada o una hora y cuarto a dos horas y media de actividad vigorosa por semana y ejercicios de fortalecimiento muscular, como lagartijas o pesas, al menos dos veces por semana. Un cambio crucial: se pensaba que la actividad aeróbica debía durar al menos 10 minutos. Ahora se sabe que períodos aún más breves pueden ser útiles. Un solo período de actividad trae beneficios de corto plazo tales como bajar la presión, reducir la ansiedad y mejorar el sueño. Pasar mucho tiempo sentado es de lo más dañino. Este consejo es válido para adultos mayores, pero sus actividades deben incluir ejercicios que mejoran el equilibrio para prevenir caídas.
Promover el ejercicio entre los más pequeños es el objetivo de un proyecto que desarrolla desde hace años el doctor Valentin Fuster, cardiólogo en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, con la Asociación Cardiológica y Sesame Workshop, productor del programa de TV “Plaza Sésamo”. Fuster presentó en la conferencia los resultados de un programa de cuatro meses para promover el conocimiento y las actitudes frente al ejercicio y la salud entre 562 niños de tres a cinco años en instituciones preescolares en el barrio neoyorquino de Harlem. “Tuvo mucho éxito”, dijo Fuster. “Cuando entienden cómo funciona el cuerpo, empiezan a comprender la actividad física” y su importancia. Los cerebros jóvenes “tienen la mejor oportunidad” de adquirir hábitos de salud duraderos, añadió.