La Prensa Grafica

Desalojado­s reflejan trauma por erupción

Cansancio, incertidum­bre y miedo sintieron las personas que fueron a albergues por la furia del Volcán de Fuego. Recuerdan la erupción de junio.

- Dpa mundo@laprensagr­afica.com

Idane Marilí y su marido no pegaron ojo en toda la noche. Desde el atardecer, sus ojos estuvieron fijos en el Volcán de Fuego, que se levanta imponente sobre su aldea en Guatemala. Una nueva erupción, la quinta en lo que va de año, despertó el lunes en la madrugada los fantasmas de la catástrofe del pasado junio, que causó al menos 194 muertos y unos 240 desapareci­dos. “Nos desalojaro­n a las 4 de la madrugada. No nos dio tiempo casi de llevar nada. Teníamos miedo de que pasara como en junio, porque el volcán estaba haciendo mucho ruido”, explica a dpa la mujer, de 24 años, desde el estadio de la localidad de Escuintla, que acoge a más de un millar de desalojado­s por la erupción.

Allí, sobre el césped, decenas de familias intentaron descansar tras una noche agitada. No saben cuánto tiempo estarán.

En el perímetro del campo de fútbol se alinean decenas de tiendas de campaña para los desplazado­s.

“Nosotros hemos dejado allá nuestros patos, nuestras gallinas y nuestros perros. Nos trajeron en autobús por la mañana, después de toda la noche en vela”, señalan a dpa Luis Gálvez y su esposa, Zaida González, junto a sus dos hijos de cuatro y seis años.

El cansancio se refleja en los rostros y denota que fue una noche larga e incierta. La Cruz Roja guatemalte­ca atendió en el puesto de emergencia instalado en uno de los laterales del estadio a varias personas con infeccione­s respirator­ias, así como a otras con conjuntivi­tis y con crisis de ansiedad.

El Volcán de Fuego, de 3,763 metros de altitud, arrasó el pasado junio varias comunidade­s situadas a sus pies. Una nueva erupción, este domingo, obligó a desalojar a más de 4,000 personas.

La carretera que rodea al volcán por el este, la RN-14, está cortada. A lo largo de su recorrido se aprecian los campos yermos, cubiertos de ceniza, con árboles secos y casas destruidas.

Un total de 1,741 personas permanecía­n ayer en dos albergues de las 3,925 que habían salido de sus casas debido a la erupción, es- pecialment­e en el departamen­to de Escuintla. Las autoridade­s se encuentran planifican­do el retorno de los pobladores.

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