¿Por qué sucede esto?
En la antigüedad, los colores se usaban según el estatus social al que pertenecías. Los esclavos y plebeyos utilizaban colores oscuros o terrosos y las clases acomodadas llevaban vestidos de colores vivos, bordados o teñidos.
laprensagrafica.com
Según Mociulsky, a muchas mujeres todavía les cuesta resignar ese espacio de “reinas del hogar” desde donde se construyó, históricamente, gran parte de la identidad femenina. “Inconscientemente hay algo de no querer soltar ese lugar”, analiza. Mientras que ellos organizan planes y salidas que son de carácter inamovible –viernes de fútbol, asado con amigos el sábado–, las mujeres aún tratan de encontrar huecos en su agenda y acuerdan en la semana con una amiga ir a tomar algo mientras esperan que el hijo salga de alguna actividad extraescolar. Pero la conquista del espacio y tiempo personal es algo que debe salir de cada una. “En general, las mujeres cometemos el error de castigar o retar a los hombres cuando los vemos ejercer sus tiempos personales, y esto nada más porque nosotras no somos capaces de generar esos mismos tiempos o esos mismos espacios en beneficio nuestro, culpándolos a ellos de algo que están haciendo bien y que, claramente, debemos imitar. Las mujeres que no cuenten con esos espacios personales tienen la tarea de descubrirlos”, alienta la psicóloga chilena Pilar Sordo en su libro ‘¡Viva la diferencia!’