Reforestan para lograr la conservación de los ecosistemas naturales
Empresa donó materiales para la construcción de una cerca perimetral, alrededor de un cerro donde se sembraron unos 1,900 árboles maderables.
El área natural protegida Las Moritas, ubicada en el cantón El Brazo, San Miguel, está siendo reforestada como parte del proyecto para el manejo integrado de los humedales en las lagunas de Olomega y El Jocotal, en el que participan el JICA (Agencia de Cooperación Internacional del Japón), el MARN (Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales), empresa privada Embotelladora Electropura y las ADESCO de varias comunidades de la zona.
En este caso, el MARN entregó los árboles y construyó además un pozo de captación de aguas lluvias, para regar la plantación, mientras que el JICA se hizo cargo de realizar estudios y del acompañamiento técnico.
Los pobladores de la zona se han encargado de sembrar diferentes especies de árboles maderables, incluyendo cacaguanances, aceitunos, carretos, castaños, cedros y cortés blanco, entre otros, los cuales servirán para mitigar los riesgos del cambio climático.
“Quizá se van a beneficiar unas 2,500 familias de todo el sector que en los últimos años hemos sufrido por la falta del agua que nos ha dañado las cosechas,
“Vamos a construir zonas para almacenar agua. Hay guardabosques pagados por la empresa”. JUAN PERLA, REPRESENTANTE ELECTROPURA
por la falta de lluvia y por los incendios forestales”, indicó Carlos Alberto Castillo Ramos, miembro de una de las ADESCO de la zona intervenida.
Ramos agregó que durante dos años los habitantes se harán cargo de cuidar los árboles, o hasta que estos alcancen una altura considerable, pues de esta manera contribuyen con la conservación de los suelos y la reducción de los riesgos de inundaciones, deslizamientos de tierra, sequías e incendios forestales.
Javier Magaña, gerente de áreas naturales protegidas y corredor biológico del MARN, explicó que se ha completado un trabajo de protección y cercado del área natural Las Moritas, que es un montaña que durante mucho tiempo se usó para la siembra de granos básicos, que sufrió un alto grado de deterioro ambiental debido a las quemas de rastrojos y los incendios forestales. “Hace poco más de un año, el MARN, por solicitud de las comunidades y otros sectores, la declaró como área protegida del Estado y ahora toca trabajar con todos los sectores. Son aproximadamente 149 hectáreas de bosques secos que botan hojas, alrededor tenemos zonas de cultivo de pasto para ganados y maíz y frijol”, explicó.