MINISTRA DICE QUE HOSPITAL ROSALES YA ESTÁ AGOTADO
La reforma de salud propició la gratuidad, además del acceso y la cobertura, pero hay deudas pendientes con el Hospital Rosales, el principal centro de especialidades del país y cuya demanda está desbordada.
Violeta Menjívar dice que tiene las cosas claras. El Hospital Rosales ha “tronado”. Después de 117 años, el centro de salud ya no da más. Lo admite con el convencimiento de que las cosas no funcionan al 100 % porque hace falta un nuevo proyecto por desarrollar en el tercer nivel hospitalario. Por años, en el lugar solamente se han tapado huecos, y ahora asegura que el próximo gobierno tiene que ejecutar de “manera impecable” el nuevo centro de salud que se construirá luego de que fue aprobado un préstamo para ello.
Pero para la funcionaria, los problemas en el tercer nivel de atención médica no pasan por una irregular ejecución o control de los hospitales, sino como
una secuela de la reforma de salud que propició la gratuidad y facilitó el “acceso a la salud y la cobertura” de esta. Menjívar dice que el sistema ahora tiene 819 establecimientos, tres de primer nivel (hospitales de especialidades), 27 de segundo nivel (hospitales departamentales o regionales) y 789 unidades comunitarias de atención a la salud.
Entonces resulta lógico que con la creación de 577 Equipos Comunitarios (ECOS) y la gratuidad se diagnostiquen más casos de diabetes, hipertensión, enfermedad renal crónica, entre otros, que son las que colapsan el principal hospital del país.
Aun con protestas de pacientes en la Emergencia y la falta de medicamentos o insumos, la funcionaria defiende su apuesta: “Antes nunca tuvo resonancia magnética, equipo de estereotaxia, cateterismo cardíaco”. Además, alega que siempre estuvo entre sus principales proyectos, pero la demora en el préstamo les restó dos años de trabajo. “Pero no estamos para estar llorando sobre la leche derramada, ese proyecto es la joya de la corona”, agregó.
El nuevo edificio tendrá tres torres, una en la antigua sede de maternidad, otra en la zona del laboratorio Max Bloch y la tercera en la construcción actual; tendrá nuevos quirófanos y mucha renovación del equipo del centro de salud.
En contraste con el Rosales, habla del buen manejo que tiene el Hospital Bloom, uno de los mejor controlados, y admite sin complicaciones que no es un trabajo de los gobiernos del FMLN –“ya lo encontramos así”–, aunque ellos han hecho muchas mejoras, como la nueva Emergencia o la sala de atención a quemados.
La crisis hospitalaria del segundo y tercer nivel son para ella el éxito en la reforma. En la actualidad, dice, alcanzan el 80 % de abastecimiento en medicinas y se reparten 26.5 millones de recetas a la población.
Otro de los proyectos insignia es el nuevo Hospital de Maternidad. Este centro de salud, que trata, entre otras enfermedades, los cánceres de mama y útero, brindaba 400 quimioterapias, las que ahora llegan a 3,500 y con tiempos de espera cortos.
Pero los problemas también aquejan al segundo nivel. Menjívar dice que otro hospital con serias complicaciones es el Zacamil, que fue diseñado para atender a un sector de la zona norte de San Salvador pero que se ha visto desbordado. “El Zacamil ya no puede”, dice, luego matiza que “está presionado”, pero que se aliviará con la construcción del hospital de Nejapa, otro de los proyectos.
“Hay un esfuerzo pero es insuficiente. En salud tiene que invertirse más... Hay que tomar decisiones políticas de dónde sacar ese dinero y elevar el presupuesto progresivamente”, asegura.
La funcionaria asegura que aun con los problemas, los números favorecen al Ministerio de Salud: “La reforma aumentó la inversión, y lo digo en términos concretos: cuando vinimos, el PIB era de 1.6, ahora cerramos con el 2.5. Usted puede ver que es una cantidad modesta, pero entre 1.6 y 2.5 hay una danza de millones importante. En 2005 el presupuesto del ministerio era de $330 millones, si nos aprueban el que viene, será de $ 662 millones. El per cápita por paciente en 2006 era de $60 y hoy es de $135”, explica.
Entre los que considera algunos puntos deficientes contra aciertos, admite: “Necesitamos más inversión para la compra de medicamentos y más allá de ello se debe propiciar el buen uso. Hay que tener racionalidad en el uso de los medicamentos, no debe haber derroche”.
Menjívar considera que parte de su cometido está logrado, pues la prioridad es la capacidad resolutiva del primer nivel, sin descuidar los hospitales de segundo y tercer nivel. “La base más grande es el primer nivel, detectar riesgos y ayuda a subir la prevención y promoción de la salud”.